Los taches y palomitas de Aurelio Nuño al frente de la SEP
La depuración de la nómina docente y la puesta en marcha del Modelo Educativo, son dos de los aciertos que Aurelio Nuño Mayer tuvo en los dos años y cuatro meses que estuvo al frente de la Secretaria de Educación Pública (SEP), coinciden expertos, quienes también señalan que dejó pendientes otros temas que no se deben dilatar más como las evaluaciones de desempeño docente y terminar de implementar la reforma educativa.
Nuño llegó a la SEP en agosto de 2015 para sustituir a Emilio Chuayfett ya cuando se habían promulgado las reformas al Artículo 3 de la Constitución y las leyes secundarias, además de que otros cambios ya se habían concretado en políticas públicas o estaban en marcha.
Juan Alfonso Mejía, director de Mexicanos Primero, explica que si bien el tema de la depuración de la nómina se había impulsado desde antes, Nuño en conjunto con la Auditoría Superior de la Federación (ASF) realizó un proceso de auditoría que evidenció irregularidades y por el cual se logró recuperar recursos.
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En cuanto al Modelo Educativo, Mejía señala que cuando Nuño tomó las riendas de la SEP ya era un pendiente sobre qué tipo de educación se buscaba impulsar.
“En el caso de Nuño logró encauzar los procesos, pero aún falta concretarlos”, dice sobre las estrategias que presentó en julio pasado sobre las escuelas normales y los nuevos planes de estudio, de los cuales, no se han presentado diagnósticos ni diseño presupuestal.
De acuerdo con Marco Fernández, investigador de la Escuela de Gobierno y Transformación Pública del Tecnológico de Monterrey, otro de sus aciertos, es la apertura al diálogo que tuvo con las organizaciones y que fue un secretario más activo para poner en marcha la reforma educativa.
Los taches
Los especialistas exponen que así como se reconocen los avances, también deben señalar los pendientes que dejará Nuño a Otto Granados Roldán, quien ocupará su lugar luego de su renuncia a la SEP.
“Hay claroscuros que deja la administración de Aurelio Nuño”, considera Marco Fernández, quien agrega que hay cambios educativos que requieren de mucho más tiempo en la transformación educativa, pero hay algunos otros que no tendrían que dilatarse.
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Entre estos se encuentran una base de datos con información clara y confiable sobre las escuelas que resultaron dañadas por los sismos de septiembre pasado; el proceso de evaluación docente que perdió impulso en los últimos meses; el mejoramiento de los cursos y tutorías para los maestros; el diagnóstico de las escuelas normales y la completa implementación del Sistema de Información y Gestión Educativa (SIGED), entre otros.
“No tendría por qué dilatarse más la puesta en marcha del SIGED, no tendría por qué dilatarse más la transparencia de la nómina magisterial, no tendría por qué dilatarse el transparentar las necesidades de forma detallada de las escuelas afectadas por el sismo”, dice Marco Fernández.
El también investigador de México Evalúa precisa que en poner en marcha el SIGED era precisamente una responsabilidad del Otto Granados, como subsecretario de Planeación y Evaluación Educativa, quien tomó la batuta en la Secretaría de Educación Pública con la renuncia de Nuño.