Nota del editor: Jill Dougherty fue corresponsal de asuntos exteriores de CNN y directora de la oficina en Moscú; tiene experiencia en Rusia y la antigua Unión Soviética. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.
(CNN) — Durante varias semanas después de que Donald Trump resultara electo presidente de Estados Unidos, la "Trumpmanía" dominó en los medios de comunicación de Rusia.
Los medios controlados por el Estado estaban obsesionados con el millonario estadounidense que no insultaba a su presidente ni criticaba a su país por las violaciones a los derechos humanos y que, de hecho, pensaba que sería "lindo" que Rusia y Estados Unidos "se llevaran bien".
La televisión rusa transmitió más noticias sobre Trump que sobre Vladimir Putin. Parecía que era simplemente cuestión de tiempo
económicas a Rusia y se uniera a Putin para luchar contra el terrorismo.Pero las sanciones no se eliminaron. Trump comenzó a tuitear sobre ganar una carrera armamentista. Su embajador en la ONU condenó a Moscú por haberse anexionado a Crimea. Luego,
.
En Moscú, el romance se está enfriando. Los medios estatales están reduciendo su entusiasmo por Trump… y rápidamente. Pasan noticieros completos sin que se diga una sola palabra sobre él. Como si fuera un amante rechazado que le cuenta a un amigo qué salió mal, los operadores políticos del Kremlin están tratando de darle cierto sentido a todo para mostrárselo a los espectadores rusos.
nullTodavía no han culpado a Trump, aunque de repente se dejan ver ciertos signos de insatisfacción por su estilo de gestión. Más bien están buscando en su manual propagandístico algunos tropos probados y comprobados sobre Estados Unidos.
En su programa de televisión semanal, Noticias de la semana,
, mostró una visión clásica de las razones por las que Trump no está cumpliendo su promesa de mejorar las relaciones con Estados Unidos.
Kiselev señaló que los "medios oligarcas" (los mismos a los que Trump ha llamado enemigos del pueblo estadounidense) están en guerra con el nuevo presidente y están decididos a derrocarlo.
Los "liberales radicales" no quieren aceptar los resultados de las elecciones y están "tramando una revolución". El que Trump o su administración mencione siquiera a Rusia conlleva un "alto riesgo político".
Si esto les suena ligeramente conocido, es porque lo han oído antes. En la propaganda soviética de la Guerra Fría se recurría a temas similares.
Sacar el máximo provecho a los defectos de Estados Unidos, tales como la desigualdad racial y económica, servía para representar a Estados Unidos como el infierno en la Tierra para los pobres y las minorías. El país estaba al mando de los ricos, a quienes solía representarse como gordos con sombreros de copa y pantalones a rayas. El proletariado estadounidense no tenía oportunidad para cambiar al sistema.
Es cierto que hacer que Trump encaje en esta imagen requiere de ciertos ajustes creativos. Después de todo, él es rico, al igual que la mayoría de sus altos funcionarios. Así que el gobierno ruso tiene que redefinir quién dirige a Estados Unidos.
El Sr. Dinero va de salida; los "medios oligarcas" entran en escena. Copiando una palabra con la que usualmente se describe a los empresarios multimillonarios rusos, los medios controlados por el gobierno ahora citan a Trump y su frase favorita: "medios falsos".
Los medios del Kremlin están tomando prestadas otras expresiones del presidente de Estados Unidos.
. Dimitri Kiselev dice que los "radicales liberales" están en contra del presidente.
¿Por qué el gobierno ruso está tan interesado en la democracia estadounidense? Porque, al igual que sus ancestros soviéticos, saben que es una forma de matar al menos dos pájaros de un tiro.
El gobierno ruso puede criticar a Estados Unidos y denunciar que son una democracia falsa. Pueden decir que el sistema está amañado, como lo hizo Trump durante la campaña por la presidencia. Cualquier lección que Estados Unidos quiera darle al mundo sobre democracia será una patraña.
nullLos medios estadounidenses son "enemigos del pueblo", frase que irónicamente se ha usado desde los albores de la revolución bolchevique.
El que los medios estatales rusos insistan tanto con el tema de Trump también le da al gobierno ruso la oportunidad de advertirles a sus ciudadanos que eso podría pasar en casa.
Ya hemos oído antes que
a Vladimir Putin. Las sociedades divididas están condenadas. Los enemigos quieren sacudir el sistema y perpetrar un golpe de Estado silencioso.Todo esto está ocurriendo en Rusia, en medio de su propio drama político: la campaña presidencial de 2018, en la que se espera que Putin vuelva a postularse.
Trump no es Putin. El Kremlin lo sabe bien. La falta de disciplina de Trump, su impredecibilidad, su incapacidad para tomar las riendas y dirigir a Estados Unidos como quiere no augura nada bueno para Rusia y sus objetivos.
Pero, a estas alturas, tribulaciones de Trump pueden servir a las ambiciones del Kremlin: revelar al mundo que Estados Unidos es un caos, lo que servirá para dar a entender al pueblo ruso que la única forma de sortear la tormenta que se avecina es quedarse con Putin.