OPINIÓN: 5 errores que Macron ha cometido previo a las elecciones presidenciales
Nota del editor: David A. Andelman es editor emérito del World Policy Journal y miembro del consejo de colaboradores del periódico estadounidense USA Today. Escribió el libro A Shattered Peace: Versailles 1919 and the Price We Pay Today. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
(CNN) — Emmanuel Macron bien podría volverse el siguiente presidente de Francia, pero no les está ayudando a los electores franceses a votar por él.
Al mismo tiempo, su archienemiga, Marine Le Pen, está recurriendo a todos los trucos del libro de Donald Trump.
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En plena campaña electoral previa a la jornada final de elecciones presidenciales en Francia, que se llevará a cabo el 7 de mayo, Macron ha cometido algunos errores:
La fiesta de la victoria
A finales de abril, cuando todavía no habían terminado de contar los votos de la primera ronda, en la que derrotó a los otros 10 candidatos, Macron organizó una fiesta en el mismo restaurante en el que el presidente socialista, François Hollande, celebró hace cinco años.
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Todo esto solo sirvió para recordarles a los votantes que tiene lazos muy estrechos con los ahora repudiados socialistas. Le Pen siguió explotando esto toda la semana y relacionó a Macron directamente con el igualmente repudiado Hollande.
La entrevista en televisión
La noche siguiente, Macron dio una arrogante entrevista y dijo que no haría concesiones para ganarse a los electores que votaron por François Fillon, el exprimer ministro de centro derecha que quedó en tercer lugar, o por el candidato de la extrema izquierda, Jean-Luc Mélenchon, quien fue para millones de jóvenes electores franceses el Bernie Sanders de la contienda.
Macron simplemente dijo con desdén que estos electores tendrán que votar por él por su victoria "abrumadora" en la primera ronda. De hecho, logró ganarle a Le Pen por apenas el 2.7% de los votos. ¿Te suena conocido?
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Tal vez Macron apenas se enteró. Parece que en días recientes decidió acercarse a los muchos franceses euroescépticos. Indicó que si lo eligen presidente, buscará implementar alguna clase de reforma al respecto y dijo a la cadena británica BBC que si la Unión no escucha a los ciudadanos europeos que se sienten ignorados, pronto podría enfrentarse a la muy temida separación de Francia.
La planta de Whirlpool
Al día siguiente, Macron programó una visita a una fábrica situada en Amiens, su ciudad natal, a 153 kilómetros al norte de París, en donde se fabrican las secadoras Whirlpool. La planta va a cerrar y los 280 empleos que genera se trasladarán a Polonia, en donde las máquinas se fabricarán con mano de obra polaca barata y libre de aranceles para su importación a Francia.
Macron es uno de los firmes defensores de la Unión Europea y sus fronteras abiertas. Tras pasar 90 minutos tensos con los líderes sindicales (sin cámaras ni reporteros), salió y se enfrentó a cientos de empleados que lo abuchearon y que coreaban "Marine para presidenta".
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Le Pen, astutamente, había ido a la planta dos horas antes sin avisar, pero se comprometió, al estilo de Trump, a no cerrar la fábrica si llega a la presidencia.
Todo esto ocurrió entre aplausos de los empleados y para el beneplácito de los reporteros, quienes transmitieron las imágenes contrastantes a todo el país.
El personal de seguridad tuvo que rescatar a Macron. Le Pen, política astuta como el que más, reconoció claramente que no se trata de que un candidato gane un debate frente a unos cuantos empleados indignados, sino que se trata del efecto que tiene la estrategia sobre el público en general en los noticieros nocturnos.
A la mañana siguiente, con la intención de reforzar su mensaje, se dieron a conocer las cifras de desempleo: hay 43,700 desempleados más.
nullMacron sigue pregonando las virtudes de la globalización. Es más, como fue ministro de Economía y Finanzas del gobierno de Hollande, está claro que Le Pen lo culpa de los muchos fracasos económicos.
El debate
Macron accedió a llevar a cabo un debate con Le Pen, quien es experta en esto, cinco días antes de las elecciones de la segunda ronda. Parece que Macron ha ignorado que Chirac evitó cometer ese mismo error en 2002 al negarse a debatir con el padre de Le Pen la última vez que un candidato del Frente Nacional llegó a la ronda final. Chirac ganó con el 82% de los votos.
Esta será la última vez que la mayoría de los electores verán a ambos frente a frente. Macron es nueve años menor que Le Pen, es la primera vez que se postula a un cargo de elección popular y suele dar la impresión de ser arrogante e incluso condescendiente, lo que podría no gustarle a su público.
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Los franceses esperan que sus líderes tengan cierta confianza en sí mismos, pero no que sean condescendientes. Muchos han tenido suficiente de esto con sus dos presidentes anteriores, el conservador Nicolas Sarkozy y el actual presidente, François Hollande, quienes dejaron sus presidencias con una popularidad históricamente baja.
Los patrocinios
El sistema político francés se apresuró a respaldar a Macron, lo que podría terminar siendo una espada de doble filo. Antes de las elecciones de la primera ronda, Barack Obama llamó a Macron para desearle suerte.
Macron pronto subió la llamada a su cuenta de Twitter. Kevin Lewis, portavoz de Obama, señaló rápidamente que no le estaba manifestando su respaldo. Esta fue una maniobra de novato, particularmente porque los franceses han sospechado desde hace mucho de lo que Obama siente por su país.
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Luego, Hollande manifestó su respaldo en televisión. En ocho minutos, el presidente en funciones detalló las desventajas de Le Pen en vez de subrayar las ventajas de Macron. Hollande señaló hasta el final de su discurso que había votado por Macron y se apresuró a salir del escenario cuando las cámaras todavía estaban transmitiendo en vivo.
No se ha materializado el respaldo abierto y vital del candidato de izquierda, Jean-Luc Mélenchon. Mélenchon terminó en cuarto lugar en la primera ronda con siete millones de votos y cree que puede obtener la mayoría relativa en las elecciones parlamentarias que se llevarán a cabo en junio, con lo que se quedaría con el control del extraño sistema político francés.
A causa de todo esto, muchos de sus jóvenes partidarios están indecisos entre la abstención y Le Pen. Otros de los grandes personajes como Sarkozy que han respaldado a Macron solamente destacan sus lazos con la clase gobernante a la que muchos votantes franceses odian.
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De hecho, podríamos estar a punto de atestiguar el realineamiento histórico de Francia e incluso de la política europea. Los gaullistas tradicionalistas, los agricultores y los obreros están creando alianzas totalmente nuevas en estas dos tensas semanas.
Estas nuevas líneas de combate se están endureciendo a causa de los errores políticos de Macron. Mientras muchas personas hablan del umbral de más del 20% de electores totales que Le Pen no puede superar, tal vez Macron sea el único que tiene un techo por el cual preocuparse.
Le Pen ha hecho casi todo bien: se distanció del partido Frente Nacional; reconoció que los electores franceses están hartos de los partidos tradicionales y que muchos aún consideran que el partido de extrema derecha es una herramienta de su nefasto padre antisemita.
nullSe ha asegurado de coreografiar cuidadosamente cada paso, no para los espectadores que tiene justo en frente, sino para las cámaras de televisión y para el público nacional que votará por ella. "Macron es el candidato de la continuidad mórbida", dijo en un mitin del Día del Trabajo; luego, hizo enloquecer al público: "Vamos a derrocar tanto a Macron como a Hollande".
Finalmente, el sábado 30 de abril, nombró al que sería su primer ministro: Nicolas Dupont-Aignan, el neogaullista que terminó en sexto lugar en la primera ronda, pero que podría aportar dos millones de votos.
Otra de las ventajas de Le Pen es que algunos pronosticadores dicen que habrá gran abstencionismo en la segunda ronda; la etiqueta #SansMoiLe7Mai (sin mí el 7 de mayo) es tendencia en Twitter pero no es probable que influya en los electores comprometidos con Le Pen.
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Le Pen ha sido una maestra de la política desde que su padre me la presentó cuando tenía 12 años. Acababa de terminar la primera entrevista de Jean Marie Le Pen para la televisión estadounidense en su casa en los suburbios de París; de repente, una jovencita de cabello rubio recogido en dos colitas entró en la sala y Le Pen dijo orgulloso: "Quiero que conozcas a la primera presidenta de Francia". Esto fue en 1981.
Es posible que lo que impida que Le Pen gane la presidencia sea el miedo al futuro que mantuvo a su padre en las sombras. Pero por el momento, su lema es poderoso: "Choisir la France". Elegir a Francia.
Como Le Pen es la candidata dura que defiende el Estado de derecho, podría estar a un atentado terrorista de distancia del Palacio del Elíseo.
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