OPINIÓN: EU enfrenta una desgracia si Trump deja el pacto climático
Nota del editor: Jeffrey Sachs es profesor y director del Centro para el Desarrollo Sostenible de la Universidad de Columbia, Estados Unidos. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
Está previsto que el presidente Donald Trump anuncie a las 14:00 horas de este jueves si Estados Unidos abandona el acuerdo climático de París.
(CNN) — Se espera que Donald Trump, presidente de Estados Unidos, se retire del Acuerdo Climático de París, según dijeron a CNN unos altos funcionarios que conocen sus planes. Aunque no es inesperado, este acontecimiento podría aislar a Estados Unidos en los esfuerzos mundiales para combatir el cambio climático.
Naturalmente, el jefe de la Administración de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés), Scott Pruitt, promotor de la industria petrolera originario de Oklahoma, ha defendido esta maniobra.
Sin embargo, el secretario de Estado, Rex Tillerson (exdirector ejecutivo de ExxonMobil), está pidiendo que Estados Unidos se quede . Si Trump le hace caso a Pruitt y no a Tillerson, inmediatamente creará un consenso mundial respecto a la acción contra el cambio climático: luchar contra la imprudencia estadounidense que Pruitt encarna.
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Yo estuve en la Casa Blanca (hablando de soluciones para la epidemia del sida) ese día de principios de 2001 en el que George W. Bush sacó a Estados Unidos del Protocolo de Kioto para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero. Era un desastre predecible: la acción mundial efectiva contra el calentamiento global se retrasó 15 años. Sin embargo, Bush usó en ese entonces un argumento que hoy ya no puede aplicarse.
El argumento del gobierno de Bush en 2001 fue que Estados Unidos no debía comprometerse al protocolo hasta que China y otros países emisores de ingresos medios también se comprometieran. El Senado estadounidense presionó para que no se ratificara el Protocolo de Kioto en la Resolución Byrd-Hagel , que se aprobó por unanimidad en 1997.
Según la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), de la que Estados Unidos es signatario, los países de altos ingresos (también llamados países del Anexo I), estaban obligados a actuar primero. Según el CMNUCC, China, que no pertenecía al Anexo I, tenía razón al decirle a Estados Unidos: "Después de ustedes, gracias". Sin embargo, Bush reaccionó políticamente: rechazamos a Kioto, nos moveremos cuando China y otros países en desarrollo se muevan.
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Trump no puede hacer ahora lo mismo que Bush hizo en 2001. Según el acuerdo de París, todos los países están obligados a actuar. Hay que reconocerle a Barack Obama que se haya encargado de que Estados Unidos y China llegaran a un acuerdo en París. De hecho, los 193 miembros de la ONU accedieron a actuar, así como tres signatarios adicionales: las Islas Cook, Niue y la Unión Europea.
nullCuando Estados Unidos se retiró del Protocolo de Kioto, pudo haber argumentado que el acuerdo no obligaba a la mayor parte del mundo. Si Trump se retira del acuerdo de París, serán 195 países contra Estados Unidos.
Es más: hay dos cuestiones de importancia suprema. En 2001, Bush pudo simular que dudaba de los datos científicos sobre el cambio climático. En ese entonces ya había consenso en el ámbito científico, pero ni los líderes del mundo ni la opinión pública lo tenían tan claro como ahora. Hoy estamos en esa parte de El mago de Oz en la que Toto corre la cortina para poner en evidencia al mago.
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Ahora vemos claramente que los políticos que niegan el cambio climático trabajan a favor de empresas como Continental Resources (matriz de la petrolera de Oklahoma que ha apoyado a Pruitt), de los hermanos Koch o de otros actores interesados en los combustibles fósiles. Como si la ciencia no bastara, tenemos las temperaturas récord de años recientes como prueba.
La otra realidad es que la transición hacia una economía de bajas emisiones de carbono ya está bien avanzada. Trump puede tratar de echar para atrás los reglamentos de la era de Obama en la EPA (y puede ser que fracase); puede aprobar el oleoducto Keystone XL, puede soñar con el renacimiento del carbón. Pero los inversionistas saben qué es lo mejor. Solo los peores "perdedores" (para usar un trumpismo) invertirían en estos proyectos miserables porque lo más probable es que fracasen conforme el mundo abandona los combustibles fósiles.
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Sí, Trump puede retrasar, andarse por las ramas, confundir, exasperar e incluso cancelar la investigación científica federal. Pero no puede revivir una industria que ya no tiene vida útil. No sorprende que las petroleras extranjeras como Statoil , Shell y ConocoPhillips hayan vendido hace poco sus participaciones accionarias en la extracción de arenas bituminosas canadienses de alto costo y alto contenido de carbón a empresas canadienses y que incluso Chevron esté evaluando hacer lo mismo.
En pocas palabras, si Trump se retira del acuerdo de París, logrará una sola cosa: confirmarle al mundo entero, de un solo golpe, que Estados Unidos eligió a un presidente incompetente. Es probable que hasta Trump se dé cuenta de ello y que evite el oprobio resultante.
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