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OPINIÓN: Trump ha arrastrado a EU a un estado de crisis permanente

En su primer Día de la Independencia como presidente, en vez de llamar a la unidad y al respeto, Trump está sembrando una discordia peligrosa.
mié 05 julio 2017 05:00 PM
Trump
Trump Estados Unidos conmemoró el 4 de julio en la crisis de la "nueva anormalidad". (Foto: SAUL LOEB/AFP)

Nota del editor: Michael D'Antonio es autor del libro Never Enough: Donald Trump and the Pursuit of Success (editorial St. Martin's Press). Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autor.

(CNN) — Poco después de su primer 4 de julio en la presidencia, Ronald Reagan honró a la Asociación Nacional para el Progreso de las Personas de Color (NAACP, por sus siglas en inglés) dando un discurso en su convención. Ocho años después, George H. W. Bush declaró que "la ley no puede tolerar ningún tipo de discriminación y mi gobierno no tolerará que se abuse de ese principio". En 2001, su hijo aprovechó su primer 4 de julio en la presidencia para promover el "amor filial" en Filadelfia. El sucesor de Bush, Barack Obama, hizo noticia cuando advirtió que la Rusia de Vladimir Putin todavía tenía "un pie" en la guerra fría.

Ahora viajemos hasta 2017. En su Día de la Independencia, Estados Unidos se encuentra sumido en lo que solo puede considerarse una crisis de la "nueva anormalidad". A pesar de que la investigación sobre la posible colusión del equipo de campaña de Trump con Rusia va muy avanzada, Donald Trump casi no ha hecho nada para responder a los ciberataques masivos de Putin en contra de Estados Unidos y sus aliados y se ha dedicado a tuitear ataques contra quienes lo critican.

No sorprende que sus índices de aprobación hayan caído por debajo del 40%. Se podía predecir que esto ocurriría a causa de sus ataques contra la prensa, entre los que está un video de unos segundos en el que Trump golpea a un hombre que tiene el logotipo de CNN en la cabeza (que posiblemente tomó prestado de una persona que, según reportes de CNN, podría tener antecedentes antisemitas y antimusulmanes).

OPINIÓN: El video de las luchas de Trump no es cosa de broma

Los estadounidenses tienen razones para sentirse desanimados por los actos de su presidente en los días en los que el país celebra su independencia. Pero lo que empeora las cosas es que sus tuits más recientes solamente se suman a una lista creciente de arranques infantiles y van acompañados de actos más graves que podrían traducirse en abuso del poder presidencial.

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Atacar y socavar a la prensa

Según Mika Brzezinski y Joe Scarborough, conductores del programa Morning Joe de la televisora MSNBC, unos altos funcionarios de la Casa Blanca amenazaron con que el National Enquirer, una famosa revista sensacionalista, publicaría información comprometedora sobre ellos si no le ofrecían disculpas a Trump por haberlo criticado. Tanto el National Enquirer como la Casa Blanca lo niegan.

Como el Enquirer suele publicar chismes destructivos y salaces y Trump es viejo amigo de su editor, podría considerarse creíble que la Casa Blanca haya hecho estas amenazas. Las amenazas, tanto veladas como directas, han sido la moneda de cambio de Trump desde hace mucho. Tras la abrupta destitución del director del FBI, James Comey, quien estaba a punto de declarar ante el Congreso, Trump dijo: "más le vale [a Comey] esperar que no haya 'grabaciones' de nuestras conversaciones". Se dice que hace poco amenazó con demandar a CNN y dijo: "¿No sería divertido?".

Aunque ha dedicado su vida a explotar a la prensa para obtener publicidad gratuita, Trump llegó a la política sin entender la función de los periodistas y sin la intención de aprender a lidiar con ellos de otra forma.

Trump no es el primer presidente de Estados Unidos que manifiesta que los reporteros lo irritan, pero sus predecesores encontraron formas de complacerlos y celebrar la prohibición de la Primera Enmienda a "la limitación de la libertad de expresión o de prensa".

null OPINIÓN: Trump debería pensar cómo lo recordará la historia

Theodore Roosevelt platicaba con los periodistas mientras se rasuraba, por las mañanas. John F. Kennedy respaldó la idea de tener una prensa "áspera" aunque no le gustaba. Reagan pensó en el "noble experimento sobre autogobierno" de Estados Unidos y declaró que "no hay ingrediente más esencial que una prensa libre, fuerte e independiente".

Kennedy y Reagan sufrieron frecuentemente por los reportajes en los que se revelaban sus problemas y errores, pero ambos confiaban en que sus motivos y sus métodos eran esencialmente buenos y podían soportar la exposición. En contraste, aun antes de que lo eligieran, Trump dedicó una cantidad extraordinaria de tiempo, energía y esfuerzo a deslegitimar a la prensa. En retrospectiva, podría considerarse que los esfuerzos de Trump han sido un intento preventivo por sembrar la desconfianza en los mensajeros que podrían revelar verdades incómodas sobre él.

¿Trump tiene algo qué ocultar?

El que se haya retractado de su promesa de publicar sus declaraciones de impuestos indica que no quiere que el país sepa la verdadera magnitud de su riqueza, la naturaleza de sus alianzas empresariales ni las fuentes de las inversiones en sus propiedades. El despido repentino de Comey, quien supervisaba la investigación de la posible relación de su campaña con la interferencia rusa en las elecciones de 2016, indica que podría haber problemas que quiere encubrir… si es que tiene algo que ocultar.

Al igual que Trump, Richard Nixon sentía antipatía por la prensa. En una de las muchas grabaciones que Nixon hizo en secreto en el despacho oval, en 1972, les dijo a Henry Kissinger y Alexander Haig, sus asesores de seguridad nacional, que "la prensa es el enemigo, la prensa es el enemigo". Las cintas revelan a un presidente profano, conspirador, obsesivo y que temía que lo expusieran… rasgos que desembocaron en los delitos y el encubrimiento del escándalo del Watergate y, finalmente, en la renuncia de Nixon.

La furia que Nixon sentía contra la prensa se intensificaba porque entendía que su presidencia no solo había defraudado a la ley, sino a las normas de su cargo. Pasa lo mismo con Trump. Hasta ahora, él tampoco ha estado a la altura del liderazgo estable, inspirador y respetuoso con el pueblo estadounidense que la presidencia exige. En su relación con la prensa, Trump ha sido peor que Nixon porque ha buscado destruir su credibilidad ante el pueblo estadounidense una y otra vez.

En esta temporada de patriotismo, los estadounidenses suelen pensar en el ejemplo de la Casa Blanca. En general, los presidentes han mostrado madurez al respetar los valores consagrados en los documentos de fundación del país (tales como la libertad de prensa) que pueden ser un obstáculo para ellos. Cualquier cosa menos que eso es una expresión selectiva de fe, de pseudopatriotismo en beneficio propio y de desconocimiento del "noble experimento".

OPINIÓN: Los estadounidenses aprenden y no aprenden de la historia

En su discurso en Mount Vernon, el 4 de julio de 1918, Woodrow Wilson recordó a los fundadores y dijo: "Desde estas suaves pendientes miraron al mundo y lo vieron completo, lo vieron a la luz de su futuro, lo vieron con una mirada moderna que se alejaba de un pasado que los hombres de espíritu liberado ya no podían soportar".

Veinticuatro años después, Franklin Delano Roosevelt contempló la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial y dijo: "Para el ejército agotado, hambriento y mal equipado de la Revolución estadounidense, el 4 de julio fue un tónico de esperanza e inspiración. Igual que hoy".

Trump dio su discurso oficial del 4 de julio el sábado 1º e incluyó un ataque contra la prensa. Se reportó que no planeaba dar un discurso público en su primer Día de la Independencia en la presidencia. Si a alguien le interesa alguno de los clásicos de Trump, podría consultar este tuit de hace tres años , en el que escribió: "¡Feliz Cuatro de Julio a todos, incluso a mis detractores y a los perdedores!".

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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