OPINIÓN: El avance del 'project management' en las organizaciones
Nota del editor: Sergio Porragas es director de Operaciones de OCCMundial. Licenciado en Administración de Empresas con especialidad en Finanzas por la Universidad Nuevo Mundo, ocupó por más de 12 años puestos internacionales dentro del área de finanzas en Procter & Gamble y también colaboró en Convermex. Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autor.
(Expansión) — La gestión de proyectos, o también llamado project management, es una responsabilidad esencial no solamente para los profesionistas certificados en la materia sino para los mandos gerenciales de las empresas o para cualquier persona encargada de coordinar proyectos, sin importar el tamaño, magnitud o alcance de los mismos.
Hace algunas décadas, la labor gerencial se limitaba a la supervisión de personal; ahora es determinante en la ejecución de la estrategia de negocios de las organizaciones. Actualmente, los gerentes se encargan de desarrollar y supervisar proyectos de principio a fin: definición de objetivos concretos, establecimiento de KPI's (key performance indicators), presentación, planificación, coordinación y seguimiento en tiempo y forma, así como implementación de requerimientos, todo esto con un manejo eficiente de un equipo de trabajo y de recursos materiales.
Gracias al desarrollo de la tecnología, las empresas tienen a su alcance diversas herramientas y técnicas que pueden ayudar a los empleados a gestionar o administrar un proyecto, especialmente cuando tienen que alcanzar sus objetivos de manera acelerada para mantenerse productivas y competitivas en el mercado.
El crecimiento en la demanda de ejecutivos con conocimientos y experiencia en administración de proyectos es del más del 40%, de acuerdo con las ofertas de trabajo publicadas por OCC. Tan solo en enero y febrero de 2018 se publicaron más de 2,600 vacantes de empleo relacionadas a este rubro.
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Ahora, ¿cuáles son las tendencias y qué es lo que ha cambiado en el project management? Consideremos como primera tendencia la globalización y es que es cada vez más común ver a equipos colaborando desde las oficinas centrales de una empresa con los equipos locales.
Esta tendencia permite a las organizaciones contar con colaboradores con la experiencia y conocimientos necesarios sin que el factor geográfico sea un impedimento, pero las obliga a utilizar herramientas que les permitan laborar y comunicarse a distancia, como video conferencias, trabajo colaborativo y tecnología en la nube.
Otra tendencia es la velocidad, ya que nos enfrentamos a ciclos comerciales acelerados en los que las empresas perciben que están fallando o teniendo éxito a un ritmo más rápido que antes. Un gerente de proyecto debe estar preparado para trabajar y tomar decisiones rápidamente, analizar en tiempo real los datos emitidos por el equipo con el objetivo de detectar focos rojos y tomar acciones de forma inmediata.
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Y es precisamente por la globalización y la rapidez en que se mueven los negocios, que los gerentes deben de saber adaptarse a los cambios, y aunque parte de los procesos sean automatizados, la flexibilidad es otra tendencia y va a acompañada de la gestión del cambio responsable y eficiente, considerando herramientas que nos ayuden a gestionar irregularidades e imprevistos.
A pesar de las tendencias mencionadas arriba, hay una delgada línea que no se debe de romper entre una gestión de proyectos acelerada y automatizada y una gestión de proyectos humanizada. Sin duda la era digital ha permitido eficientizar y agilizar procesos, pero esta no sería exitosa sin la adecuada participación de las personas.
Los administradores de proyectos deben de contar con habilidades interpersonales, siendo un factor fundamental desde el momento en que los reclutadores buscan cubrir una vacante. Evidentemente tiene que tener habilidades de liderazgo, sin olvidar competencias como la empatía, la negociación, el manejo de conflictos, la comunicación e identificación de necesidades individuales de cada colaborador. Todo esto ayuda no solo a que se cumplan los objetivos de negocio sino a desarrollar, motivar y construir confianza con los colaboradores.
Las empresas deben buscar estas habilidades en sus empleados, pero también invertir en capacitación y certificaciones, ya que la gestión de proyectos es una combinación de habilidades innatas, aprendizaje y experiencia.
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