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OPINIÓN: Putin está engatusando a Occidente… otra vez

Rusia ha obstaculizado los debates en la ONU y ha obstruido la independencia de una investigación que determinaría quién fue el responsable del ataque químico en Siria, opina Nic Robertson.
jue 12 abril 2018 12:00 PM

Nota del editor: Nic Robertson es editor de CNN para asuntos diplomáticos internacionales. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

(CNN) — Serguéi y Julia Skripal fueron envenenados en la tranquila ciudad inglesa de Salisbury, el 4 de marzo. En las 24 horas siguientes, la confusión respecto a sus síntomas dio paso a la dura realidad de que padre e hija habían sido víctimas de un plan malvado para envenenarlos con un agente neurotóxico.

Una semana después, el 12 de marzo, la primera ministra de Reino Unido, Theresa May, confirmó lo que estaba circulando en la prensa británica: la información de inteligencia indicaba que era muy probable que Skripal, un antiguo expía ruso y doble agente de los servicios británicos de inteligencia, hubiera sido envenenado por Rusia.

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May les dijo a los legisladores británicos que "ahora está claro que envenenaron al Sr. Skripal y su hija con un agente neurotóxico de grado militar desarrollado por Rusia. Es parte de un grupo de agentes neurotóxicos conocidos como 'Novichok'". May dio a Rusia 48 horas para responder dos preguntas, de lo contrario, Reino Unido tomaría medidas.

Dos días después, el 14 de marzo, May seguía sin recibir una respuesta oficial de Rusia, aunque le llovían negaciones, indirectas y acusaciones de que estaba culpando falsamente Moscú. May expulsó a 23 diplomáticos rusos que presuntamente eran agentes encubiertos e invitó al organismo de supervisión de la ONU en armas químicas, la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPCW, por sus siglas en inglés), a que investigara.

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Dos semanas después, Boris Johnson, secretario del Exterior de Reino Unido, habló de un "torrente de confusiones" de parte de Rusia y dijo que "la cancillería ha contado hasta ahora 24 de esas mentiras atroces".

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Pero lo que está quedando claro es que mucho antes de que Johnson hablara (e incluso antes de que May expulsara a los diplomáticos rusos), Moscú estaba ejecutando su respuesta real. En ese momento no habría sido fácil de ver porque no tenía nada que ver con los Skripal. Sin embargo, en retrospectiva, es como un trapo rojo ondeando ante un toro.

Tal vez la clave sea quién lo planeó: Valeri Gerasimov, el jefe del Estado Mayor Militar de Rusia, la mente detrás de la llamada "Doctrina Gerasimov". Muchos analistas creen que es el general más inteligente de su generación en Rusia y arquitecto de la guerra asimétrica rusa. Propuso la estrategia de que el Estado podría lograr sus objetivos combinando herramientas militares, cibernéticas, diplomáticas, económicas y culturales: la misma serie de tácticas que presagiaron la anexión de Crimea y la incursión en Ucrania, y que dio forma a la intromisión en las elecciones estadounidenses.

nullEl 13 de marzo, un día después de que May culpara a Rusia de haber envenenado a Skripal, Gerasimov anunció que había descubierto que Estados Unidos planeaba fingir un ataque con armas químicas contra los civiles en Guta Oriental para culpar al ejército de al Asad. Esto ocurrió, casualmente, al día siguiente de que la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Nikki Haley, acusara a Rusia de postergar el cese al fuego en Siria.

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Solo el observador más astuto y cínico de la propaganda rusa habría pensado en ese entonces que la predicción del general respecto al ataque con armas químicas se volvería realidad. Ese mismo observador experimentado ahora llegaría a la conclusión de que a principios de marzo, Gerasimov estaba abordando la cuestión de Skripal con su propia doctrina de guerra asimétrica.

Lo que ahora queda claro es el horror total del ataque con armas químicas de principios de abril: niños, mujeres y hombres murieron en los sótanos en los que se ocultaban.

Tras el incidente, la comunidad internacional condenó a Bachar al Asad y a Rusia; los diplomáticos de Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Australia y otros países tienen claro que el régimen de al Asad fue el responsable.

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Desde entonces, Rusia ha obstaculizado los debates en la ONU y ha obstruido la independencia de una investigación que determinaría exactamente quién fue el responsable.

La OPCW, tan vital en el caso Skripal, se ha dedicado a la revisión del ataque en Siria… y las menciones de la culpabilidad de Rusia en el envenenamiento de Skripal prácticamente han desaparecido. Hablando de asimetría, parece que Gerasimov logró lo imposible: desviar la atención, aunque el costo podría ser muy alto.

No obstante, el máximo general ruso tenía otro truco en la chistera en marzo: anunció que si Estados Unidos lanzaba un ataque contra Siria, Rusia atacaría los misiles estadounidenses y las naves que los lanzaran.

El miércoles 11 de abril, unas horas después de que el embajador de Rusia en Líbano repitiera lo que Gerasimov dijo en marzo respecto a los misiles y las naves estadounidenses, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, entró en la refriega con una descarga en Twitter tan estridente que ahogó cualquier mención de Skripal con la cacofonía de las reacciones a las declaraciones de Trump.

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Hasta Gerasimov debe haberse sorprendido con la forma en la que Rusia sepultó su problema en Reino Unido. Pero ahora parece que el gobierno ruso tiene un problema más grande y más peligroso. Sin embargo, Gerasimov podría tener la solución: se ha reportado que grandes cantidades de soldados rusos y de artillería pesada se dirigen a la frontera de Rusia con Ucrania, en donde según se reporta, los separatistas ucranianos, que cuentan con el respaldo de Rusia, están incrementando las cargas de artillería contra las fuerzas ucranianas.

Con su doctrina asimétrica, parece que Gerasimov está armado con una gama de parches para los hoyos que salgan en las estrategias de Putin.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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