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OPINIÓN: Por qué Melania está ganando en el tribunal de la opinión pública

Entre más diferente es de su esposo, más inmune es la primera dama de Estados Unidos a las críticas, opina Kate Andersen Brower.
mar 08 mayo 2018 09:15 AM

Nota del editor: Kate Andersen Brower es colaboradora de CNN y autora del nuevo libro First in Line: Presidents, Vice Presidents and the Pursuit of Power. Escribió dos libros más sobre la Casa Blanca: First Women: The Grace and Power of America's Modern First Ladies y The Residence: Inside the Private World of the White House. A menos que se indique otra cosa, los datos de este artículo reflejan las investigaciones hechas para esos libros. Síguela en Twitter en @katebrower .Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

(CNN) — El anuncio sobre la agenda formal de Melania Trump, 16 meses después de volverse primera dama de Estados Unidos, llegó mucho después que el de sus predecesoras.

OPINIÓN: Por fin le llega su momento a Melania Trump

Michelle Obama anunció la campaña Let's Move once meses después de haberse vuelto primera dama y Laura Bush anunció su campaña de alfabetización en julio de su primer año en la Casa Blanca. El anuncio de Melania Trump es único, de acuerdo con su vocera, Stephanie Grisham, porque "no escogió un solo tema como se ha hecho antes".

Parece que a la reputación de Melania no le afecta que haga las cosas de forma diferente, de hecho sus índices de aceptación son mejores que los de su esposo; conforme crece el abismo que divide al Ala Este del Ala Oeste de la Casa Blanca de Trump, queda claro de qué lado está la mayoría de la gente.

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En una nueva encuesta de CNN se reveló un incremento importante en el apoyo a la primera dama. En un sondeo que se llevó a cabo a principios de mayo, el 57% de los participantes dijo que tiene una impresión favorable de Melania, en comparación con el 47% de enero. Es más alto que cualquier índice de favorabilidad de su esposo en los casi 20 años de historia de los sondeos de CNN.

Casi seis de cada diez estadounidenses tienen una opinión positiva de la primera dama pese a que en los titulares de los diarios predominan las acusaciones de infidelidad contra su esposo y los reportes de la investigación de Robert Mueller sobre la interferencia de Rusia en las elecciones de 2016 y los posibles lazos con el equipo de campaña de Trump.

La añeja batalla de los sexos entre el Ala Este y el Ala Oeste ha sido un rasgo prominente de todas las presidencias modernas, pero para la opinión pública, en la Casa Blanca de Trump, el Ala Oeste va ganando. Melania ha sido la calma en la tormenta, posó con expresidentes y primeras damas en el funeral de Barbara Bush, ha visitado hospitales infantiles y planeó una impecable cena de Estado. Entre más diferente es de su esposo, entre más divididos parecen, más inmune es ella a las críticas.

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Usualmente, a las primeras damas les ha costado lograr que los proyectos de sus esposos no anulen a los suyos. En la Casa Blanca de Kennedy, la formidable secretaria social de Jackie, Letitia Baldrige, estaba en una esquina y Pierre Salinger, secretario de prensa de la Casa Blanca, en la otra. Cuando Baldrige caminaba del Ala Oeste hacia el Ala Este y pasaba por la alberca, Kennedy ocasionalmente le hablaba mientras nadaba. "¿Qué hay de nuevo con el Ala Este? ¿Cuáles son sus problemas de hoy?".

En un artículo que se publicó el lunes 7 de mayo en el Washington Post , Grisham dijo que Melania coordina cuidadosamente sus presentaciones públicas y su agenda con Sarah Sanders, la secretaria de prensa de la Casa Blanca. "Básicamente decimos: 'Muy bien, quitaremos esto' o 'Bueno, los esperaremos'. No queremos entrar en conflicto con el mensaje del presidente ese día ni queremos que él nos haga lo mismo".

Pero en esta caótica Casa Blanca, no es posible trabajar juntos sin problemas. Grisham agregó que "el ciclo noticioso las 24 horas en televisión por cable y la gran actividad del Ala Oeste… de cierta forma eclipsan parte de la buena obra que ella hace".

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La Casa Blanca de Obama no carecía de tensiones entre el Ala Este y el Ala Oeste. En los primeros días de la presidencia, el jefe de gabinete de Obama, Rahm Emanuel, excluyó a la jefa de gabinete de la primera dama, Jackie Norris, de una importantísima reunión de planificación que se llevó a cabo a las 7:30 en el Ala Oeste. Norris dijo que el Ala Oeste había cometido un error de cálculo estratégico al no darles más información.

nullLos asesores del presidente estaban agobiados por la economía durante la recesión y consideraban que las cosas con las que lidiaba el Ala Este, como la logística de llevar a las niñas a la escuela, eran triviales. "La culpa se divide en partes iguales", dijo Norris.

El personal del Ala Este de la Casa Blanca de Obama a veces eran los últimos en enterarse de la agenda del presidente y podían recibir un trato de ciudadanos de segunda. Los asistentes de Obama empezaron a llamar "Guam" al Ala Este porque parecía que estaba muy lejos del centro del poder.

Ninguna primera dama de la modernidad tuvo una relación más tensa con los asesores de su esposo que Pat Nixon. Era tan difícil que cuando Betty Ford se volvió primera dama, dijo: "No permitiré que me digan qué hacer como lo hicieron con Pat". H. R. Haldeman fue el jefe de gabinete de la Casa Blanca de Nixon y trató de tener control absoluto sobre todas las partes de la Casa Blanca, incluida la oficina de la primera dama.

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Haldeman y John Ehrilchman, asesor del presidente y asistente en cuestiones nacionales, se dieron a la tarea de reorganizar la oficina de la primera dama y combinaron los cargos de director de personal y secretario de prensa. El mismo Nixon insistía en supervisar el acomodo de los invitados a las cenas de Estado, cosa que usualmente corre a cargo de la oficina de la primera dama, y quería opinar sobre el entretenimiento musical y los platillos que se servirían.

Parece que Melania no cederá territorio como se vieron obligadas a hacerlo algunas de sus predecesoras. El anuncio del lunes, aunado a sus nuevos índices de aceptación más elevados, demuestra que la primera dama tiene el poder de controlar su propio mensaje. En esta Casa Blanca, además, entre más lejos esté del de su esposo, mejor para ella.

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