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OPINIÓN: ¿Por qué Trump cree que puede ganar con una política fronteriza severa?

El presidente estadounidense Donald Trump considera que su postura severa ante los inmigrantes indocumentados es el eje de su atractivo para los electores, opina Julian Zelizer.
mié 20 junio 2018 10:00 AM

Nota del editor: Julian Zelizer es profesor de Historia y Asuntos Públicos en la Universidad de Princeton. Escribió el libro The Fierce Urgency of Now: Lyndon Johnson, Congress, and the Battle for the Great Society. También es conductor del podcast Politics & Polls. Síguelo en Twitter como @julianzelizer . Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

(CNN) — El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, viajará a Minnesota para participar en un mitin de campaña mientras se desarrolla una crisis en nuestras fronteras.

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La última vez que viajó a ese estado fue unos días antes de las elecciones, cuando se quejó de los refugiados sirios que estaban llegando al país. Ahora que literalmente están arrancando a los niños de su familia y encerrándolos en jaulas, es muy probable que Trump, como si fuera el personaje de un cómic, aproveche las cámaras para hablar de su mundo de villanos: la prensa, las pandillas de la MS-13, los investigadores del fiscal especial y más para darle a su público enamorado justamente lo que quiere: Trump, Trump y más Trump.

No sorprende que lleve a cabo un mitin en una zona rural durante esta crisis humanitaria. Aunque sigue siendo relativamente nuevo en la política, Trump es un gran animal electoral. Piensa constantemente en cómo consolidar su apoyo político y no tiene tapujos en hacer lo que sea necesario para ganar.

Con sus oponentes, su principio ha sido pegarles con todo, 10 veces más fuerte de lo que le pegaron. Cuando Trump está en campaña, puedes ver que se anima como un actor de teatro experimentado que sale al escenario para el espectáculo.

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Trump considera que su postura severa ante los inmigrantes indocumentados es el eje de su atractivo para los electores. Pese a que le llueven críticas de todos lados, Trump tuiteó que a los demócratas "no les importa la delincuencia y quieren que los inmigrantes ilegales, sin importar lo malos que sean, entren a raudales e infesten nuestro país, como la MS-13".

Su objetivo político final está claro. Trump tiene en mente las elecciones de 2020 y, en menor grado, las intermedias de 2018; confía en que puede mantener intacta su coalición de 2016 aunque no pueda conseguir más apoyo.

nullLa coalición de Trump es una mezcla de republicanos leales que ladran sobre su conducta en el Despacho Oval pero que no muerden (que hasta ahora, es la mayoría de los republicanos), los fanáticos de Trump que aman a su comandante en jefe haga lo que haga y que harán lo que sea para ayudar a su antihéroe antisistema a conservar el poder, y los demócratas desilusionados que empiezan a irse con Trump porque sienten que los cambios económicos, sociales y culturales a largo plazo amenazan su estatus.

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Asumir una postura severa y enérgica contra la inmigración ilegal ha sido el tema central de los esfuerzos de Trump por conservar su coalición. Esta es su versión de política de contragolpe… el contragolpe en la frontera.

Aunque las políticas conservadoras de contragolpe de las décadas de 1970 y 1980 giraron alrededor de las relaciones raciales, Trump es el presidente que popularizó el contragolpe antiinmigrante en la política presidencial. Apalear a los inmigrantes indocumentados es el equivalente a los llamados de Richard Nixon a "la ley y el orden" tras los disturbios urbanos de la década de 1960, a las quejas de Ronald Reagan sobre las "reinas de la beneficencia pública", o a los comerciales de la campaña de Willie Horton en la presidencia de George H. W. Bush.

Ahora, la atención se centra en la gente que trata de entrar a Estados Unidos sin los documentos pertinentes. Nada de esto es obra de Donald Trump. Él simplemente está aplicando las ideas como nadie lo hizo antes.

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El contragolpe antiinmigrante ha estado creciendo dentro del Partido Republicano desde hace décadas, comenzando en la década de 1990, cuando California se volvió el epicentro de las fuerzas nativistas que advirtieron de la amenaza que representaban los inmigrantes indocumentados para la república.

A principios de la década de 2000, siguió creciendo la cantidad de opositores a las políticas inmigratorias liberales en la Cámara de Representantes. Muchos demócratas también han sido duros respecto a la inmigración indocumentada, aunque nunca al mismo grado que muchos de los republicanos y usualmente con la esperanza de lograr un gran acuerdo. La desviación a la derecha en este tema desde la década de 1990 se ha centrado en el Partido Republicano.

nullDurante su segundo mandato, estos mismos republicanos le impidieron a George W. Bush llegar a un gran acuerdo en el tema. En 2010, se engrosaron sus filas y Barack Obama no tuvo oportunidad de lograr avances legislativos. En 2016, los electores de derecha eligieron a un presidente que finalmente ejecutaría sus políticas y que lo haría sin remordimientos.

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Estos cálculos políticos son la razón por la que Trump se ha mostrado tan renuente a dar marcha atrás en su política de separar a las familias. Aunque la mayoría de los observadores señala la oposición abrumadora a estas políticas en las encuestas nacionales, lo más probable es que Trump esté consultando encuestas como las de la Universidad Quinnipiac y CNN, que muestran que la mayoría de los republicanos aprueban esta política (55% a favor y 35% en contra en la de Quinnipiac y 58%-34% en la de CNN).

De acuerdo con el asesor Stephen Miller , uno de los arquitectos de las políticas de Trump (junto con el fiscal general, Jeff Sessions), "hay un partido que está a favor de las fronteras abiertas y hay un partido que quiere asegurar la frontera. El pueblo estadounidense siempre se va a poner del lado del partido que quiere asegurar la frontera. Y no por poco margen".

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A Trump no dejan de importarle estas cifras porque le dan confianza para mantenerse firme en su política de separar a los padres de sus hijos hasta que pueda conseguir los recursos que quiere para su muro. Es la misma razón por la que Trump estaba dispuesto a deshacerse del programa de Acción Diferida para los Llegados durante la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés).

Aunque es posible que el Congreso republicano termine por presionar en algún momento a Trump para que le ponga fin a la política de separar a los niños, Trump no desistirá en sus ataques constantes contra los inmigrantes. Seguirá siendo uno de los ejes de su estrategia política y lo más probable es que no se arrepienta de hacer campaña con eso.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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