OPINIÓN: Trump ve la oportunidad de esconderse de sus problemas
Nota del editor: Nic Robertson es editor de CNN para asuntos diplomáticos internacionales. Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
(CNN) - Para un hombre que suele rechazar las instituciones mundiales, la Asamblea General de la ONU en Nueva York podría ser, curiosamente, el refugio que busca el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Ha sido presidente el tiempo suficiente como para saber lo que los pocos líderes mundiales que le importan llevarán a la mesa.
Es probable que China se queje del comercio, al igual que Canadá, Japón y otros países de la Unión Europea, como Alemania. Corea del Sur traerá noticias sobre Corea del Norte. Irán estará a la defensiva luego de que Trump se retiró del tratado nuclear. La primera ministra de Reino Unido, Theresa May, necesitará la solidaridad y el apoyo de su aliado más cercano… algo que él, invariablemente, siempre logra echar a perder.
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Pero lo bonito de ser Trump es que es lo suficientemente obstinado como para saber qué quiere de cada líder. Por lo tanto, al menos para él, tiene idea de qué tiene que hacer en la Asamblea General de la ONU y podría ser un lugar cómodo para ocultarse esta semana. Estará oculto a plena vista, desde luego, pero a salvo de las tormentas que se arremolinan a su alrededor.
Las importantísimas elecciones intermedias están en el horizonte y parece que los demócratas le están sacando ventaja a una de sus barreras defensivas: la mayoría republicana en la Cámara de Representantes.
También está el hombre al que eligió para el puesto vacante en la Suprema Corte, el juez Brett Cavanaugh, quien niega los cargos de mala conducta sexual que se le imputan.
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También está a punto de estallar la furia de Trump contra el fiscal general Jeff Sessions: a mediados de septiembre, se dio a conocer que el subalterno de Sessions, Rod Rosenstein, se ofreció a llevar un micrófono oculto para exponer los errores de Trump.
De repente, la vida dentro de las oficinas centrales de la ONU parece, si no dulce para Trump, menos amarga que la realidad allá afuera.
El año pasado, Trump no perdonó a nadie en su discurso. Abundó en halagos para los anhelos de la ONU: "En términos sencillos, nos reunimos en un momento muy prometedor, pero también de grandes peligros. Depende totalmente de nosotros elevar al mundo a nuevas alturas o dejarlo caer en un valle de abandono".
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Agasajó a los dignatarios reunidos con la grandeza de Estados Unidos: "A Estados Unidos le ha ido muy bien desde las elecciones del pasado 8 de noviembre. El mercado accionario está en máximos históricos… un récord. El desempleo está en su nivel más bajo en 16 años".
Luego atacó a Corea del Norte con palabras poco adecuadas para la ONU. "Nadie ha mostrado más desprecio por otros países y por el bienestar de su propio pueblo que el régimen depravado de Corea del Norte", dijo.
"Estados Unidos tiene mucha fuerza y paciencia, pero si se ve obligado a defenderse o a defender a sus aliados, no tendrá más opción que destruir totalmente a Corea del Norte. El hombre de los cohetes está en una misión suicida, tanto para él como para su régimen. Estados Unidos está listo, dispuesto y capaz, pero esperemos que no sea necesario. De eso se trata Naciones Unidas. Veamos cómo se portan".
Desde entonces, de acuerdo con Trump, a él y a Kim les ha ido muy bien. Parece que Trump querrá decirle a la Asamblea General lo bien que le ha ido. Insiste en mantener la ficción de que Kim es un dictador que cumple su palabra: nada de pruebas de misiles ni de bombas nucleares.
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Por otro lado, Kim mantiene la ficción de que es un líder que cumplirá su palabra… si todos hacen lo que él quiere.
Así que la pregunta que todos se hacen es ¿quién será el blanco de Trump este año? Todos le apuestan a Hasán Rohaní, el presidente de Irán.
El año pasado, Trump prometió que se retiraría del tratado nuclear con Irán. "El tratado con Irán fue una de las transacciones más malas y desfavorables en las que Estados Unidos ha participado. Francamente, ese acuerdo es una vergüenza para Estados Unidos y esto no será todo… créanme". Ocho meses después cumplió lo prometido: se retiró unilateralmente del tratado multilateral y volvió a imponer sanciones a Irán.
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Lo más probable es que Trump dé un mensaje franco a sus aliados cercanos como Reino Unido, Francia y Alemania. No esperen que modere su postura respecto al cambio climático, pese a que António Guterres, secretario general de la ONU, diga que es su prioridad y que si no se hace algo, el planeta sufrirá consecuencias devastadoras.
De hecho, seguramente no habrá ninguna lindeza diplomática. Lo más probable es que Trump redoble las críticas contra los líderes palestinos y les recuerde a todos por qué redujo el presupuesto de la ONU para asistencia a los palestinos.
Sin importar lo salvaje que sea esta aventura retórica en la ONU, no será nada comparada con las tormentas que rugen en el exterior.
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Dado que Trump suele pensar sobre la marcha, si siente que está en una buena racha en cualquier tema que se le ocurra, bien podría empezar a hablar de cualquiera de las nubes internas que cubren actualmente a su presidencia.
Esta, ciertamente, no será una semana aburrida.
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