OPINIÓN: ¿El riesgo paga?

El contexto actual puede representar una oportunidad para aquellos inversionistas que tienen un perfil más agresivo y un horizonte de inversión de mediano a largo plazo, opina Eduardo Yglesias.
Oportunidad para inversionistas agresivos? Si la historia nos da la razón, podríamos esperar un resultado positivo para 2019, premiando aquellos que lejos de tomar decisiones precipitadas, vieron una oportunidad.

Nota del editor: Eduardo Yglesias es Licenciado en Administración de Empresas por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y actualmente es Gerente de Estrategia de GBM . Encuéntralo en twitter como @eyglesiasaspe . Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

(Expansión) – Hoy, a tan solo poco más de un mes para que este año finalice, nuestro principal índice bursátil, IPC, está cercano a registrar su peor resultado de los últimos 9 años. Así es, fue el año 2008 cuando la crisis financiera con epicentro en los Estado Unidos sacudió al IPC ocasionando un retroceso de 24% efectivo en el año. Los siguientes 9 años (2009 a 2017) en promedio resultaron positivos a excepción de 2011, 2013 y 2015 que, aunque fueron negativos, estuvieron muy lejos a lo ocurrido en dicho año (2008), con retornos de -3.8%, -2.2% y -0.4% respectivamente.

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El escenario hoy es muy distinto a diferencia de hace 10 años. En aquel entonces estábamos presenciando la mayor crisis de los últimos años y hoy es completamente distinto, ¡no estamos en crisis! Nuestra economía y la de los países más relevantes por el valor total del producto interno bruto -lo cual indudablemente incluye a Estado Unidos, y esto es de alta relevancia para nosotros debido a que es nuestro principal socio comercial-, se encuentran creciendo en términos anuales.

La principal razón, más no la única (basta con observar el desempeño negativo en este último trimestre del año del índice MSCI de mercados emergentes el cual representa el comportamiento de los principales índices bursátiles de los países emergentes más representativos), por la cual nuestro IPC registra aproximadamente un -21.2% efectivo en el año, es la incertidumbre. Como bien sabemos, los mercados son un termómetro de la situación económica por la que atraviesa un país. Sin embargo, es un termómetro adelantado y hoy el futuro del desarrollo económico de nuestro país es un tanto incierto y todo por una retórica no favorable a futuro.

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Afortunadamente esta incertidumbre no tiene un sustento en los datos duros o, mejor dicho, en los fundamentales económicos del país. Nuestros fundamentales se encuentran hasta hoy estables y en línea para continuar con un desarrollo económico y como consecuencia, un probable crecimiento en los márgenes de las empresas nacionales enlistadas en el IPC.

Así que este descenso que en gran medida ha sido propiciado por la incertidumbre sobre decisiones futuras acerca de los activos administrados por las afores (pensiones) o el uso de las reservas internacionales para gasto corriente, así como la probable prohibición a ciertas comisiones bancarias, solo han sido iniciativas mas no propuestas que se estén discutiendo en el pleno, es decir, no son realidades; simplemente es una retórica que no alienta a los inversionistas tanto locales como extranjeros.

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Siguiendo lo anterior, ¿qué podríamos esperar de nuestro principal índice bursátil cuando ha tenido este tipo de comportamiento negativo y una situación macroeconómica sólida? Claramente la respuesta puntual no existe. Sin embargo, nos remontaremos a la historia de los últimos 18 años (2000 a 2017). Solo en los años 2000 y 2018, bajo contextos muy distintos, el IPC retrocedió más de 20%, es decir, retornos anuales de -20.7% y -24.2% respectivamente. A los años siguientes, 2001 y 2009, el índice pagó positivo y hasta en uno de ellos recuperó todo lo perdido y premió a sus inversionistas con un 12.8% y 43.5% respectivamente.

De acuerdo con lo anterior, el contexto actual sin duda puede representar una oportunidad para aquellos inversionistas que tienen un perfil más agresivo y un horizonte de inversión de mediano a largo plazo. En caso de que el índice finalice el 2018 cercano a estos niveles y, si la historia nos da la razón, podríamos esperar un resultado positivo para 2019, premiando aquellos que lejos de tomar decisiones precipitadas, vieron una oportunidad. Solo esperemos que la retórica a futuro sobre la evolución económica de nuestro país sea positiva y sin cambios estructurales para que este escenario sea el más probable.

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