OPINIÓN: ¿Cómo podemos avanzar en el mundo de las 'Smart Cities'?
Nota del editor: Dionisio Castillo es CEO de Intelisis, empresa mexicana enfocada en tecnologías de información a nivel nacional, cuyo portafolio de soluciones se basa en las ERP (Enterprise Resource Planning) complementadas con la tecnología en la Nube. Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
(Expansión) – Hace unas semanas se reveló que México tiene el rascacielos más innovador del mundo, eso me hizo pensar cómo ha evolucionado nuestro país de hace una década a la fecha y cómo cada vez nos adaptamos a la realidad que dicta la globalidad.
Ese pensamiento me llevó al siguiente nivel, y sobre cómo trasladar lo que es un ejemplo a toda una infraestructura. Me refiero a las Smart Cities y lo que hoy significan para nuestra nación y ante una generación que innegablemente tiene un chip digital y de eficiencia. ¿Vamos por buen camino?
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De acuerdo con su definición, las ciudades inteligentes son aquellas que generan energía de manera sustentable. Las que acortan la comunicación entre el gobierno y la sociedad a través de Internet, mejorando la administración pública y su cumplimiento. Además, son las que priorizan resolver sus problemas a través del uso de la tecnología, con un enfoque adaptativo de largo plazo.
Según un informe de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en 2050 el 66% de la población mundial vivirá en áreas urbanas, de hecho hoy, Latinoamérica y el Caribe es la región más urbanizada del mundo, con cerca del 80 por ciento de su población viviendo en ciudades, lo cual prioriza el tema.
Ante esta descripción y la situación, México aún tiene un trecho largo por recorrer y es vital implementar medidas y acciones urgentes que nos permitan avanzar en la construcción del país que deseamos ser. Para ello tenemos que voltear al interior y analizar y replicar los casos de éxito que tiene ciudades que ya están en el camino de transformación.
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De acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo: Ciudad Maderas, en Querétaro; Ciudad Creativa y Tequila, en Jalisco; y Smart, en Puebla, son las urbes que más avances presentan para ser ciudades inteligentes en México, pero faltan años para poder concretarlo, más por las prioridades que hoy se asumen que quizá por falta de entusiasmo. Es por ello que las preguntas nacen.
¿Cómo podemos avanzar en el mundo de las Smart Cities? ¿Qué competencias requerimos para establecer más de cuatro ciudades? ¿Hasta dónde depende de factores externos y dónde empieza la responsabilidad ciudadana? Para responder esto, me quiero concentrar en cinco factores determinantes para sumar Smart Cities a la lista de ejemplos mundiales:
1. Accesibilidad: Hoy la mayoría de los ciudadanos están todo el tiempo interactuando con sus datos (servicios de movilidad, pagos en línea, pagos virtuales, trámites digitales, etc.): de acuerdo con el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) en México hay 71.3 millones de usuarios de Internet, que representan el 63.9 por ciento de la población de seis años o más. La misma institución refiere que el 72.2% de la población utiliza la telefónica celular, de los cuales ocho de cada diez disponen de un dispositivo inteligente, factores esenciales en la construcción de una Smart City.
2. Compromiso: Este punto se multiplica, ya que depende de las autoridades que faciliten el acceso a servicios, mejoren la infraestructura y los servicios y tecnología en beneficio de la población. De las empresas, en sus necesidades y exigencias. Por ejemplo, hoy decenas de compañías requieren instalarse en edificios verdes e inteligentes, que cumplan con estándares mínimos de certificación. De los ciudadanos, utilizando los servicios digitales, colaborando con las políticas públicas y la evaluación permanente de las mismas.
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3. Actualización: Acercarse a proveedores capaces de implementar nuevas tecnologías en gobernanza, movilidad, sostenibilidad e innovación permite estar a la vanguardia ante las necesidades de la ciudadanía. Escuchar lo que está pasando en otras partes y replicar lo que sea óptimo a la realidad del país hace la diferencia.
4. Comunicación: Impulsar la transformación tecnológica sería imposible sin la sensibilización de los ciudadanos. Es clave mantener actualizada a la población sobre los avances e innovaciones que facilitarán sus procesos. Como decíamos previamente, la integración de la gente en este camino a la digitalización es primordial, además de hacerlo cercano a ellos, nos permite ser evaluados y determinar cambios y/o ajustes.
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5. Continuidad: Generar políticas públicas que den continuidad a los procesos de cambio e innovación para evitar empezar de cero una vez que se inició el camino a ser una Smart City. Hay que ser conscientes que la evolución de la ciudad está más allá de colores y partidos políticos, por ello si un cambio está funcionando, solo debe estar actualizado y mantenerlo.
Los puntos anteriores son una suma a las reflexiones de muchas otras que se tendrán sobre las Smart Cities. Lo único cierto es que ese cambio contribuirá significativamente en el desarrollo sostenible del país; el incremento en la calidad de vida de los ciudadanos y por ende una participación ciudadana más activa; así como una mayor eficacia en los recursos disponibles.
Por ello, las preguntas deben seguir para en el menor plazo posible comenzar a vivir una realidad que nos está alcanzando.
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