OPINIÓN: Las reuniones privadas de Trump le hacen un favor a Putin
Nota del editor: Samantha Vinograd es analista de seguridad nacional de CNN; trabajó en el Consejo Nacional de Seguridad de Estados Unidos durante la presidencia de Barack Obama, de 2009 a 2013, y en el Departamento del Tesoro en la presidencia de Bush. Síguela como @sam_vinograd . Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.
(CNN) — Cada semana, les doy una idea de la clase de análisis de información que podría pasar por el escritorio del presidente de Estados Unidos con base en el Informe Diario del Presidente que el director de Inteligencia Nacional prepara para Trump casi todos los días.
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Este es el informe de esta semana:
Ahora que el Washington Post reportó que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, pudo haber tomado medidas sin precedentes (y posiblemente ilegales ) para ocultar el contenido de sus conversaciones privadas con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, les ofrecemos una actualización sobre varias de las amenazas que se originan en Rusia.
Entre ellas están los crecientes riesgos en cuestiones de contrainteligencia que representan los actos que ayudan e instigan a las operaciones de los servicios rusos de inteligencia.
La panoplia de acciones rusas (desde la interferencia en las elecciones hasta la manipulación de quienes en ojos de Putin son activos estadounidenses de gran valor) representa una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y para la política exterior estadounidenses. Además, los esfuerzos de Trump por mantener en secreto sus reuniones con Putin solo exacerban esta amenaza.
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Bajo su control
Pese a que Trump y su equipo niegan las acusaciones de que intentó ocultar el contenido de sus reuniones con Putin, los reportajes indican que tomó medidas extraordinarias para hacer justamente eso, lo que servirá para que Putin crea que él tiene el control.
Más preciso, Putin sentirá que puede manipular la narrativa sobre las reuniones. Incluso podría tratar de difundir teorías (tengan fundamento o no) de que hubo un intento de ocultar las pruebas de un delito (ya sea penal o relacionado a la contrainteligencia) porque eso socava la credibilidad de Trump. Como no tenemos registros de la reunión, no tenemos nada para contrarrestar cualquier desinformación de los rusos.
Lo peor es que dar a los rusos información delicada que las autoridades estadounidenses no tienen (información sobre lo que se habló en las reuniones de Trump con Putin) también representa un grave riesgo operacional.
Es probable que el gobierno ruso tenga más información que nuestro gobierno sobre las pláticas de política bilateral con Israel, por ejemplo, tema del que Trump reconoció que hablaron.
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También es un triunfo para Putin en cuestiones de inteligencia. El que las autoridades rusas tengan acceso a esta información delicada representa un punto que Putin podría usar para chantajear a Trump más adelante. Rusia puede amenazar con publicar partes de las conversaciones entre los presidentes si, por ejemplo, Trump amenaza con hacer algo que no les parezca.
En pocas palabras, al ocultar el contenido de sus reuniones, Trump está dando oportunidad a que Putin lo manipule y lo use como agente.
Como Trump le dio a Putin y a su equipo la ventaja con el gobierno estadounidense, Putin también podría tratar de beneficiarse de cualquier percepción de que Trump prefiere jugar para los rusos que para Estados Unidos. Putin recibe más beneficios en este caso porque al no tratar a su equipo con la misma consideración con la que trata a Rusia, Trump da a entender que no confía en sus instituciones ni en sus funcionarios.
El reportaje del Washington Post se publicó luego de que se diera a conocer que el FBI emprendió una investigación de contrainteligencia sin precedentes sobre si Trump es una amenaza a la seguridad nacional, noticia que servirá para envalentonar más a Putin. El mismísimo hecho de que el FBI concluyera que Putin podría estar dispuesto a comprometer a un presidente en funciones probablemente reforzará su noción de que es un líder fuerte, hábil e intrépido.
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En vez de declarar claramente que las operaciones de los servicios rusos de inteligencia contra Estados Unidos son una amenaza que tenemos que tomar muy en serio, las reacciones de Trump a los reportajes (insultar a funcionarios del FBI , a los demócratas y a algunos de sus predecesores ) son música para los oídos de Putin porque ayudan a la misión de Rusia: crear divisiones en Estados Unidos.
Es probable que Putin use a sus guerreros de la información para difundir las reacciones del gobierno en las redes sociales porque aparentemente promueven los objetivos rusos en vez de los de seguridad nacional estadounidense. Sabemos que los troles rusos han emprendido campañas de influencia en las redes sociales para propagar mensajes incendiarios o divisivos, así que es probable que tengan la capacidad de hacerlo ahora.
Nace un zar
Putin tendría que dejar el poder en 2024, pero si se sale con la suya, podría seguir gobernando Rusia por mucho tiempo más. Rusia sigue fingiendo que es una democracia y en su Constitución hay límites a las presidencias. No obstante, la Duma está considerando hacer una reforma constitucional que, si se aprueba, le permitiría a Putin extender su reinado por todo el tiempo que quiera.
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Putin se parece cada vez más a un zar vitalicio, que hace lo que quiere, cuando quiere. En el escenario interno, lo más probable es que Putin siga reprimiendo a los movimientos de oposición y a las minorías mientras sigue desarrollando una amplia gama de actividades agresivas al exterior.
El mundo es suyo
Envalentonado por la sensación de impunidad, Putin está intensificando su interferencia en el mundo. Las autoridades israelíes han hecho alusión a la interferencia de Rusia en sus próximas elecciones. Las autoridades francesas están investigando la probable intromisión rusa en las protestas de los gilets jaunes, los chalecos amarillos.
Además, Dan Coats, director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos, reconoció que los rusos interfirieron en las elecciones intermedias. Sin importar qué medidas se hayan tomado hasta la fecha, está claro que Putin cree que el mundo (y sus elecciones) es suyo.
Putin le ayudará a Estados Unidos a empacar
El que el gobierno estadounidense esté centrado en llevar a sus soldados de vuelta a casa, aunque las misiones no estén terminadas en sitios clave como Siria, es de gran ayuda a Rusia en sus planes de expandir su esfera de influencia. Lo más probable es que Putin trate de expeditar la salida de Estados Unidos de Siria porque le sirve para pintar a Estados Unidos como socio poco confiable, al tiempo que le da más margen de maniobra en Siria.
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Si no hay soldados estadounidenses en el terreno ni recursos estadounidenses para las labores de estabilización en Siria, Putin puede afirmar que Estados Unidos no tiene ningún interés en el conflicto, mientras que él tiene recursos en el terreno y la capacidad de convocar a jugadores clave como el dictador sirio Bachar al Asad, el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, y el ayatola Alí Jamenei, de Irán.
También habrá que estar atentos a los indicios de ataques con armas químicas mientras Estados Unidos prepara su partida. Rusia usó armas químicas en Reino Unido (aunque el Kremlin lo niega) y el Kremlin ha mentido repetidamente sobre que al Asad no las ha usado en Siria.
La cuestión nuclear
Es probable que las amenazas militares convencionales de Putin continúen. Presumir sus juguetes militares más grandes y más malos le sirve para mostrar tanto el poder de las fuerzas armadas rusas como para presumir armas como los misiles hipersónicos , contra los que Estados Unidos no tiene defensas adecuadas .
Si hablamos de hechos, Putin no necesita armas nucleares costosas para amenazar estratégicamente a Estados Unidos. Está lográndolo con ataques cibernéticos baratos y con la guerra informática. Sin embargo, un enfrentamiento nuclear le da más puntos en casa, además de que nos obliga a gastar dinero para llevarle el paso.
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En este momento, la narrativa pública estadounidense es un elemento clave para neutralizar las amenazas rusas. Al afirmar que este gobierno ha sido más duro con Rusia que cualquiera de los anteriores se pierde de vista que Putin no está cambiando de actitud. De hecho, está consolidando poder mientras Rusia intensifica sus actividades y amenaza directamente los intereses estratégicos de Estados Unidos.
Si persiste esta narrativa de reacción pública, el único beneficiado es Putin. Al no reconocer que no nos hemos defendido exitosamente de los ataques de Rusia ni los hemos disuadido de sus actividades ilegales, damos la impresión de que estamos más preocupados por nuestra imagen que por mantener a salvo al país.
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