OPINIÓN: ¿Soy mala madre si uso mi teléfono frente a mis hijos?
Nota del editor: Am I a Bad Parent? es una columna de consejos de paternidad de CNN. Envíanos tus preguntas confidenciales sobre cualquier conducta de paternidad que te preocupe y te ayudaremos a resolver el problema… y a lidiar con la culpa.
(CNN) - A menudo me siento culpable de pasar demasiado tiempo usando mi teléfono cuando estoy con mis hijos; siento que en los medios y en todas partes se "juzga" a las madres por esto. Pero ¿en realidad es tan dañino para ellos?
Mis hijos reciben más atención de mí que la que yo recibí de mis padres. Mi mamá era amorosa y amable; nunca me sentí ignorada, pero casi nunca jugaba conmigo y usualmente estaba distraída cocinando, limpiando, viendo televisión, etc. También pasaba mucho tiempo hablando por teléfono, platicando durante horas con sus amigas mientras yo estaba haciendo mis cosas.
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Yo juego con mis hijos al menos una hora al día, les leo, hago proyectos artísticos con ellos, los llevo a lugares, etc. Pero usualmente reviso mi correo electrónico, las noticias, Facebook o cualquier cosa que haya en mi teléfono cuando estoy con ellos o en el parque, principalmente porque cuidar a los niños es agotador y necesito un descanso. ¿De verdad es tan malo?
Atentamente,
"Necesito tiempo para ver mi teléfono"
Querida Necesito tiempo para ver mi teléfono:
Tal vez conozcas las muchas formas en las que los teléfonos celulares pueden perturbar la vida familiar. Lo llaman "tiempo contaminado", cuando nuestros hijos nos necesitan pero en realidad no estamos presentes. La frase da a entender que la pureza del lazo entre padre e hijo se ha comprometido. Sin embargo, el grado de toxicidad, y la amenaza que representa, siguen siendo un misterio angustiante.
También es probable que conozcas otra de las críticas más comunes a los padres contemporáneos, que es que estamos exagerando. Nos llaman "helicópteros" o "podadoras" (predigo que el próximo término para describir a los padres que guían cada decisión de sus hijos será "carretilla") y nos dicen que demos dos pasos atrás para no sofocar a nuestros hijos.
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Entonces, parece que las opciones son contaminar o sofocar. Además, nos preguntamos por qué los padres de hoy están tan nerviosos. En alguna parte, entre estas dos opciones, debe haber un estado en el que un niño no se sienta ignorado ni abrumado. Me gustaría creer que en ese estado, un padre de familia puede desconectarse ocasionalmente con la ayuda de su teléfono.
El que me hayas enviado una pregunta significa que eres la clase de madre a la que le preocupa lo suficiente como para pedir consejo sobre un problema potencial. Sospecho que eso significa que tus hijos están bien.
La que me preocupa eres tú. En vez de pensar en cómo afecta a tus hijos el tiempo que pasas usando tu teléfono, quiero que pienses en cómo te afecta a ti. ¿Cómo afecta tu experiencia como madre esa computadora diminuta pero infinita que llevas en el bolsillo?
A veces mereces un descanso. Eso es un hecho. Lo complicado es usar el teléfono celular para tomar ese descanso.
Regresemos a tu mamá no helicóptero por un segundo. En su caso, el teléfono fijo era como un lago sereno, en el que podía notarse fácilmente la más mínima onda. Llamar, platicar, colgar. Por otro lado, el teléfono celular es un mar abierto y uno puede viajar en varias direcciones y sobre mareas impasibles, notificaciones, mensajes de texto y alertas noticiosas que tienen un conjunto totalmente diferente de destinos.
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El potencial y la eficiencia de los teléfonos pueden ser una bendición para los padres de familia. Podemos encargarnos de un problema en el trabajo, hacer las compras, leer las noticias y hacer comentarios sobre las fotos del bebé de un amigo, todo esto mientras nuestros hijos juegan en el parque o lanzan piezas de Lego por toda la sala. Pero la cualidad interminable del teléfono celular y la facilidad de hacerse adicto a él también pueden agravar nuestro nerviosismo fácilmente.
Puedes hacerte las siguientes preguntas. ¿Te cuesta dejar el teléfono? ¿Te sientes satisfecha cuando lo haces? ¿Una sesión en el teléfono suele llenarte de ideas sobre todo lo demás que deberías estar haciendo (además de cuidar a tus hijos) y sobre todo lo que los demás están haciendo (además de cuidar a sus hijos)? ¿Cómo es la transición de estar usando el teléfono a volver a atender a tus hijos?
Como somos pocos los que queremos (o podemos) desconectarnos totalmente del mundo digital mientras atendemos a nuestros hijos, ni siquiera tomaré en cuenta la idea de dejarlo de tajo. Mejor veamos cómo usar los teléfonos celulares de forma que se minimice el daño potencial a los padres y a los hijos. Nos saltaremos las reglas evidentes, como no usar el teléfono mientras conduces o mientras consuelas a un niño que llora, y saltaremos directamente a las cuestiones que tal vez hayas pasado por alto.
Catherine Steiner-Adair, psicóloga clínica, consultora escolar y coautora del libro The Big Disconnect: Protecting Childhood and Family Relationships in the Digital Age (Cómo proteger a los niños y las relaciones familiares en la era digital), me dijo que con base en sus investigaciones, los niños resienten particularmente si sus padres usan su teléfono celular en los momentos de transición a lo largo del día.
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La hora de dejarlos en la escuela, recogerlos o cualquier otro momento en el que estás saludándolos o despidiéndote son los momentos en los que los niños quieren más la atención absoluta de sus padres.
Esto significa que tampoco debes hacer llamadas de trabajo camino a la escuela. "Estos momentos son emocionalmente trascendentales para los niños y tienen más significado que otros momentos", explicó.
A Steiner-Adair no le molesta que los padres usen sus teléfonos celulares en presencia de sus hijos o cuando los niños están jugando solos o con otros niños. Sin embargo, considera que el padre de familia debe dejar bien claro que sigue disponible, aunque esté usando su teléfono. Si el niño pide que le pongas atención, deja el teléfono.
¿Qué pasa si estás tratando de resolver un problema del trabajo y tu hijo está en un estado de perturbación? Steiner-Adair dice que está bien parar, siempre y cuando le expliques a tu hijo que necesitas unos minutos más. También es importante que solo te tomes unos cuantos minutos.
Los teléfonos interfieren con nuestra noción del tiempo e incluso pueden provocar que nuestra audición se desvanezca, así que estamos menos conscientes de nuestro entorno. También son estimulantes, así que puede costarnos ajustarnos otra vez al ritmo lento de atender a tus hijos. "Incluso traer el teléfono contigo, aunque esté apagado, distrae y provoca ansiedad", dijo Steiner-Adair, quien agregó que atender a tus hijos sin tener a la mano el teléfono suele traducirse en padres más felices.
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Maryam Abdullah, psicóloga del desarrollo y directora del programa de paternidad del Greater Good Science Center, dijo que ser "intencional" al usar tu teléfono puede servir para aliviar la ansiedad que genera en los padres de familia. Recomienda que te apegues a un itinerario estricto de cuándo mirarás tu teléfono y cuándo no. "Así, estás reafirmándote que tienes permiso de usarlo en ciertos momentos, cuando sabes que no será un problema". Estos límites no solo te ayudan a evitar usar el teléfono en los momentos menos adecuados, sino que también te ayudan a sentir que tienes el control cuando lo uses.
Entonces ¿en dónde está el límite? No hay nada escrito. Yo recomiendo que pongas mucha atención a tu estado de ánimo, a tus necesidades y a tus ritmos diarios, así es probable que lo comprendas mejor. ¿Serías mejor madre si dejaras tu teléfono a un lado más seguido, si estuvieras menos distraída por el ruido interno y externo que la vida digital suele generar? ¿O estarías peor, más solitaria y aislada? ¿En dónde está tu punto ideal.
Usa toda esa energía que estás desperdiciando en sentirte culpable por usar tu teléfono celular para tratar de responder a estas preguntas. Toda tu familia se beneficiará de la claridad de ideas y de la sensación de paz que obtendrás una vez que lo hayas resuelto.
Elissa Strauss escribe sobre las costumbres y la cultura de la paternidad.