Todo lo que debes saber sobre depresión y ansiedad en menores
(CNN) - Tengo dos hijas pequeñas y una de las cosas que más me importan es estar en sintonía con sus interacciones sociales cotidianas, sus preocupaciones y sus temores. Ellas van a la escuela en Nueva York, donde la salud social y emocional es prioridad; he aprendido mucho sobre que sentirse seguro y confiado es prerrequisito no solo para la felicidad, sino para el éxito académico.
Gracias a su escuela he tenido la oportunidad de escuchar en persona a expertos como Lisa Damour, quien explicó que el estrés y la ansiedad se han disparado entre las niñas.
Además de dar consulta en la escuela de mis hijas y otras escuelas, Damour es psicóloga clínica y asesora a niñas en su consultorio. En su best-seller anterior, Untangled: Guiding Teenage Girls Through the Seven Transitions into Adulthood (Cómo guiar a las adolescentes a través de las siete transiciones a la adultez) revela las transiciones normales que transforman a las niñas en adultas.
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Cuando supe del nuevo libro de Damour, Under Pressure: Confronting the Epidemic of Stress and Anxiety in Girls (Cómo enfrentar la epidemia de estrés y ansiedad entre las niñas), me sentí ávida de hablar con ella sobre lo que los padres pueden hacer para ayudar a sus hijas a manejar el estrés y la ansiedad en su vida.
Esta es una versión abreviada de nuestra conversación:
CNN: ¿Qué te inspiró a escribir el libro sobre el estrés y la ansiedad entre las niñas?
Damour: Hay dos razones. Una es que hace unos diez años, la palabra "ansiedad" empezó a surgir de la nada. Salía en cada conversación; cada vez llegaban más niñas a mi consultorio que decían "me cuesta lidiar con la ansiedad".
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Pasaba lo mismo con el estrés, las niñas hablaban de él y me explicaban lo abrumadas que se sentían. La otra razón es que me quedó muy claro que lo que los psicólogos sabemos sobre el estrés y la ansiedad —que en gran medida es que son funciones normales y saludables que no nos parecen particularmente preocupantes y que podemos tratar muy bien cuando lo son— es que esa noción no se trasladaba a la cultura en general.
Entonces, mi deseo es comunicar que el estrés y la ansiedad no son inherentemente problemáticas. De hecho, hay mucho de bueno en ellos y espero que podamos hacer algo para que haya menos jóvenes estresados por estar estresados, ansiosos por sentir ansiedad.
CNN: ¿Por qué las niñas sufren más estrés y ansiedad que los niños?
Damour: Aquí hay algunas fuerzas en juego. Una es que las niñas tienden a implosionar y a deprimirse y a sentirse ansiosas; es más probable que los niños lo saquen, pero hay otras fuerzas exclusivas de las niñas. Una es que hemos puesto demasiadas responsabilidades sobre las niñas y no les hemos quitado ninguna.
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Actualmente son estudiantes increíblemente buenas, están metros delante de los niños y son increíblemente exitosas: el 70% de los estudiantes de mención honorífica es niña y, pese a todo, esperamos que sean agradables, que ayuden a quienes las rodean, que también sean adorables, si no es que un tanto "atractivas" a su propio estilo. Que sean amistosas y que tengan buenas relaciones con la familia.
Aunque los niños también están teniendo éxito académico, sé que no operan con la misma idea de que tienen que ser guapísimos, que tienen que ser generosos y amables con quienes los rodean.
CNN: Es asombroso. Me pregunto en dónde se originaron esas diferencias por sexo. Sin embargo, insinuaste que el estrés y la ansiedad tienen ventajas, independientemente de que hablemos de niñas o niños. ¿¡En serio!?
Damour: Tanto el estrés como la ansiedad tienen elementos positivos. El estrés se presenta cuando funcionamos al borde de nuestras habilidades y casi siempre expande nuestras capacidades. Lo sentimos cuando hacemos algo nuevo o difícil. Lo realmente asombroso es que los humanos se adaptan rápidamente a las cosas nuevas y difíciles.
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En el caso de las personas que tienen más de un hijo, la primera vez que trajeron un bebé a casa fue una cosa abrumadoramente estresante y sentías que nunca lo lograrías. La segunda vez, no fue gran cosa porque ya lo habías hecho antes. Ese es un ejemplo excelente de lo que el estrés ha hecho por ti.
El estrés se presenta porque creces y cambias. Una vez que te adaptas te quedas con las capacidades nuevas y así, las cosas nuevas son menos difíciles.
Si pensamos en las niñas y la escuela tenemos un mensaje muy alentador: la escuela tiene que ser estresante. Estás ahí para crecer y cambiar y si te sientes presionada, entonces está funcionando como debe.
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Entonces, si una niña dice: "Me siento muy nerviosa por este examen que tengo mañana", y los padres le dicen: "Bueno, ¿ya estudiaste?" y ella responde: "No he empezado", entonces [los padres] tendrían que decir: "Bueno, pues qué bueno que estás nerviosa. ¡Deberías estar muy nerviosa!". Ahí la ansiedad está ayudando a evitar un problema.
Me preocupa que, en el caso de nuestros estudiantes más ambiciosos, la escuela se vuelva un lugar en el que las exigencias sean tan amplias que no haya posibilidad de recuperarse. Cuando estás presentando dos exámenes de colocación avanzada, participando en muchas actividades extracurriculares y haciendo voluntariados en fin de semana. Sin importar lo estresante que sea, hacer cosas difíciles nos hace más resistentes y más capaces, siempre y cuando tengamos la oportunidad de detenernos a descansar, a repararnos y luego regresar.
CNN: Dado que tratas con las niñas, ya sea respecto a sus interacciones en casa, las presiones en la escuela o la ansiedad social, ¿qué es lo que querrías que los padres supieran principalmente?
Damour: Lo que de verdad quiero que los adultos sepan es que la forma en la que reaccionamos al estrés o a la ansiedad de una niña es algo muy poderoso: puede mejorar mucho las cosas o empeorarlas.
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El momento en el que los padres dominan esto es cuando están criando a un niño pequeño. Si el niño se cae y se raspa la rodilla, primero, el niño se mira la rodilla y luego mira a su papá o a su mamá. Si él o ella entran en pánico, el niño se desmorona. Aunque por dentro el papá o la mamá estén en pánico, si dice: "estás bien, vamos a limpiarte. Todo está bien", el niño reaccionará con calma.
Entonces, lo que podemos hacer para contener estos incendios cuando comienzan (ella entra en pánico porque se peleó con una amiga o por un examen próximo) es decirle: "Ya sabes que creemos que puedes con esto" o "veo que es muy incómodo, pero creo que puedes manejarlo", o esperar a que tenga una gran reacción emocional y ser pacientes, sabiendo que todo se resolverá solo si mantenemos la calma; todas esas son reacciones con las que se le muestra apoyo y no empeoran las cosas. A veces, en nuestra propia ansiedad, decimos: "Voy a llamar a la mamá del otro niño" o "Voy a conseguirte un maestro particular". Saltamos rápidamente, lo que equivale a poner cara de pánico con la rodilla raspada.
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Damour: Si los padres no hicieran nada la herida sanaría. Las emociones son como olas en el mar: suben, forman una cresta y luego bajan. Te sientes mal, te echas un buen llanto y luego te sientes aliviado, así que es importante que nuestros hijos entiendan que ellos tienen un sistema de autorregulación automática y que no tienen que asustarse si se sienten muy perturbados.
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El rescate interrumpe esa lección, ese "vaya, veo que estás muy perturbado y si tan solo esperamos, te sentirás mucho mejor", que es algo muy poderoso que el niño tiene que aprender sobre su propio funcionamiento.
CNN: ¿Puedes darnos algunos ejemplos de cosas con las que las niñas tienen dificultades, pero pueden manejar?
Damour: Estar en un proyecto grupal con un niño al que no soportan. Nadie se ofrecería para eso. Entra definitivamente en la categoría de cosas que los niños pueden manejar dentro de lo razonable. Tener maestros que les parecen molestos. ¡Espero que eso les pase a todos los niños a lo largo de su vida académica! No, no lo disfrutan, pero está totalmente dentro de lo posible.
CNN: Dices que las niñas más felices son las que tienen una o dos amistades sólidas. Yo pensaba que es mejor tener muchos amigos. ¿Puedes explicarnos?
Damour: Las investigaciones indican que cuando analizamos grupos de amigos, entre más pequeños, menos estrés. Es estresante para los padres porque les preocupa que si su hija llega a tener dificultades con esa única amiga, se quedará sola. Pero una vez que tienes a cuatro o cinco niños en un grupo, la cantidad conlleva dramatismo. Suele pasar que dentro de ese grupo hay un par de niñas que son como el agua y el aceite y los demás miembros tienen que mediar o escoger un bando, cosa terrible en un grupo de amigos.
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Otra cosa es que dentro de un grupo de cinco amigos suele pasar que hay dos o tres niñas que son más cercanas y quieren estar juntas sin invitar a los demás; obviamente no pueden evitarlo y suben a Instagram una foto de lo que hicieron. Luego empieza el drama.
Además, hay esta idea errónea de que "es bueno tener muchos amigos"; no digo que no lo hagas, solo digo que tengas presente que habrá drama. No es que sean niñas crueles. Es que ningún adulto puede tener un grupo de cinco amigos en el que todos se caigan igual de bien.
CNN: Por otro lado, ¿cuál es la ventaja de tener uno o dos amigos cercanos?
Damour: Tener uno o dos amigos de hecho contribuye a tener una rutina sostenible y predecible. Sabes con quién vas a pasar el fin de semana. Si te sientes perturbado, sabes a quién vas a llamar.
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Cuando las niñas están en grupos más grandes es un poco desestabilizador. Es como decir: "Quiero estar un rato con Jenny, pero pasé el fin de semana pasado con ella y si no llamo a Molly, se va a enojar y va a decir que siempre ando con Jenny". Interfiere con la rutina sostenible de estar en una amistad predecible, es predecible porque es tu única opción y se puede decir mucho sobre tener menos opciones en algunas ocasiones.
CNN: Si pudieras volver a ser adolescente, ¿qué le dirías a tu yo más joven?
Damour: Desearía haber sabido cuánto tiempo tenía para desarrollar habilidades y para descubrir qué clase de persona quería ser.
Cuando me gradué de la preparatoria era muy mala escritora. Llegué a la universidad y descubrí que no sabía nada sobre la escritura. Me volví psicóloga y gracias a oportunidades de ser coautora con algunos escritores muy buenos pude empezar a desarrollar mis habilidades de escritura; sin embargo, empecé a escribir así, de forma que el público en general tuviera acceso, hasta que tenía treinta y tantos años; si me hubieras dicho a los 17 que sería una persona a la que la gente reconocería como escritora, habría pensado que era totalmente ridículo.
Cuento esa historia cada vez que puedo porque, en este momento, con el proceso intensificado de los ingresos a la universidad, estamos pidiéndoles a los muchachos de 17 y 18 años que nos digan en qué son buenos, qué clase de personas son, y ellos no tienen la perspectiva para saber que es una tontería; tal vez sepan qué quieren ser o quiénes son, pero de cierta forma espero que no lo sepan. Espero que sigan pensando que están en proceso, porque lo están. Entonces, yo digo: "Mira, llegar a ser bueno en algo requiere mucho, mucho tiempo; tienes mucho tiempo". Esa es la perspectiva que siempre trato de compartir con los jóvenes.
Lisa Drayer es nutrióloga, escritora y colaboradora de CNN en temas de salud y nutrición.