OPINIÓN: La batalla por las cifras del empleo
Nota del editor: José Luis de la Cruz Gallegos es Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC). Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
(Expansión) – Durante la semana previa se suscitó un intercambio de reflexiones que iniciaron con la afirmación del presidente López Obrador en el sentido de que el primer trimestre del año había contabilizado la mayor creación de empleo en los últimos 10 años para un mismo periodo.
Inmediatamente diversos analistas presentaron cifras que desmentían la afirmación. En realidad el registro de empleo citado por López Obrador es superior al promedio de los últimos 10 años, pero inferior al que se observó en cada uno de los 4 años previos.
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¿Quién se equivocó y permitió que el presidente de México saliera a los medios de comunicación a realizar una afirmación que era fácil de rebatir?
Sin lugar a duda el hecho permite plantear que la primera esfera del gobierno debe revisar con más cuidado las cifras que serán utilizadas en las conferencias de prensa oficiales, de otra manera el desgaste del presidente será mayor.
Lo último se deriva de que las tendencias de la economía no van a mejorar, al menos en el corto plazo. La desaceleración de la economía avanza y la consecuencia será un menor registro de empleo. Seguramente abril confirmará la tendencia, el periodo vacacional exacerbará la debilidad de la actividad productiva. Después llegará con mayor fuerza la desaceleración industrial que ya inició en Estados Unidos.
El problema de fondo radica en que con esto termina el ciclo de una aparente recuperación del empleo. Durante la última parte de la anterior administración federal se alcanzó un registro de fuentes de trabajo (ante el IMSS) que en promedio superó los 650,000 anuales. Tan solo en 2017 rebasó los 800,000.
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Lamentablemente esa noticia positiva llegó con otra que no se puede obviar: la mayor proporción de ese empleo fue de bajas remuneraciones, no superaron los dos salarios mínimos. Al mismo tiempo desaparecieron fuentes laborales que pagaron más de 5 salarios mínimos.
Con la desaceleración económica se va deteniendo la creación de empleo y avanza la precarización laboral.
López Obrador se vio entrampado en una batalla de afirmaciones que no tenía razón de ser: ¿para qué aseverar la existencia de una generación vigorosa de empleo cuando las tendencias a la baja son evidentes? En realidad, la relevancia del tema se encuentra en otro lado: ¿Qué están haciendo las autoridades para revertir la desaceleración de la economía y la consecuencia que ello tiene en la menor generación de empleo?
Hasta el momento solo se observa un proyecto que podría ayudar a presentar estadísticas de registro laboral más favorables: Jóvenes Construyendo el Futuro.
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Si se realiza una afiliación masiva ante el IMSS se tendría una contabilidad positiva pero que distorsionarían el fondo del problema: México no tiene la capacidad de crear empleo formal permanente porque no tiene un crecimiento económico vigoroso que requiera personas calificadas y que por ello reciban remuneraciones decorosas. El bajo valor agregado, la informalidad y la existencia de una enorme base maquiladora lo dificultan. Jóvenes Construyendo el Futuro no cambiará esa realidad, aunque permitiría tener una contabilidad de mayor registro de empleo.
Asociado con ello se tiene el problema de baja productividad: la economía mexicana es una gran plataforma exportadora pero sus cimientos no tienen como base a la productividad y competitividad, solamente pequeñas regiones integradas a los mercados internacionales pueden competir con base a su innovación y eficacia.
Poco más de 100 grandes empresas contabilizan más del 75% de las exportaciones de manufacturas y si se agrega a Pemex se puede observar que un centenar de unidades productivas explica casi el 90% de las exportaciones totales de México. El resto de las empresas no tiene la capacidad de participar en los mercados globales.
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De momento no hay un programa de gobierno destinado a modificar esa realidad, más aun, con la desaceleración económica: el crecimiento, el empleo y la productividad presentarán cifras adversas que deberán atenderse.
Los tres gobiernos previos fracasaron en la materia: Felipe Calderón utilizó una combinación de negación del problema que convivió con su estrategia de “Programa por la Generación del Primer Empleo,” Vicente Fox presentó un programa limitado (su visión de los “changarros”) y Enrique Peña Nieto implementó una reforma laboral acompañada de nuevas leyes en materia de competitividad y productividad. Ninguno tuvo la capacidad de revertir la precarización del mercado laboral e incrementar la productividad de la economía nacional.
Ahora es momento de la llamada cuarta transformación, ¿cuál es la estrategia en un momento de la marcada desaceleración económica?
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