Los millennials enfrentan mayores dificultades, incertidumbre económica, inestabilidad en el empleo, bajos niveles de ingreso, mayores niveles de deuda, etcétera. Con menos dinero para gastar, algunos están postergando compromisos como el matrimonio y la compra de bienes raíces. La edad promedio para casarse en 1970 era a los 23 años, mientras que en el 2010 es a los 30 años; la edad promedio para adquirir un bien inmueble pasó de los 25 años a los 45 años, según los datos de Goldman Sachs.
Se trata de una generación con fragilidad financiera que no tiene la capacidad de enfrentar situaciones imprevistas, y con poco espacio de maniobra ante las emergencias. Ante dicha situación, si no buscan alternativas de planeación financiera a través de expertos, no tienen muchas alternativas o herramientas para mejorar. En todo caso, sus problemas financieros podrían extenderse o empeorar.
Una forma de proteger el dinero contra la inflación y de prepararse para las necesidades futuras es invertir. Si bien el tema de inversiones es extenso y existe un gran desconocimiento, lo ideal sería que las nuevas generaciones dediquen tiempo para capacitarse en la planeación del futuro y así logren las metas deseables.
Desafortunadamente, pocos millennials confían en su capacidad para tomar decisiones de inversión. La firma Schroders destaca que el 51% de la generación prefiere consultar a un asesor financiero para futuras decisiones económicas; en contraste con el 49% que realizan sus propias investigaciones en internet.
Si hablamos de inversiones, otra característica muy importante en los millennials es que aprovechan las plataformas de redes sociales, sitios web, y aplicaciones móviles para informarse y hacer movimientos o transacciones.
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La información se encuentra tan accesible que es común que sus decisiones de inversión se basen en los consejos de un portal de internet o en las tendencias de moda. Al ser tan fácil y rápida la velocidad con la que se pueden realizar transacciones, bastan unos pocos toques en la pantalla de un teléfono inteligente para comprar infinidad de cosas e incluso aventurarse a realizar inversiones en instrumentos que desconocen, con lo que difícilmente dimensionan los riesgos y la viabilidad de su estrategia.
Sin embargo, la interpretación de la información debe tener un cuidado especial. Lo ideal es acercarse a un experto que realice un diagnóstico y elabore una estrategia de inversión de acuerdo con la personalidad, necesidades, objetivos y horizonte de inversión de cada caso.
Sin duda, los millennials y las instituciones financieras tienen un gran reto por delante en cuanto a educación financiera se refiere. Bien vale la pena comenzar a tomar acciones encaminadas a concientizar sobre la importancia de las decisiones y acciones tempranas para mejorar las condiciones económicas de las nuevas generaciones. Resulta mejor estar preparado para la tormenta, que estar en medio de un huracán con un paraguas.
Nota del editor: Valentín Martínez es Subdirector de Estrategia de Portafolio de SURA Asset Management México.
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