A partir de una serie de ponencias de expertos en Inteligencia Artificial se encontró que la gran coincidencia para que las compañías no inviertan o retrasen su inclusión a la IA es: MIEDO. Una palabra tan corta y a la vez tan significativa cuando se trata de crecer, innovar y sobretodo tener un ingrediente diferenciador en cualquier industria.
¿Qué nos da temor? La primera barrera es pensar que la inteligencia de una máquina sustituirá la de un ser humano. Recordemos que esas herramientas son “hardwares y softwares” que a través de diversos sistemas, creados por una persona, ayudan a procesar datos; sin embargo, somos nosotros quienes le damos un sentido y uso práctico a la hora de tomar decisiones vitales en el negocio.
El segundo frente es la seguridad. En esta columna hemos hablado en algún momento de la importancia de estar alertas y con los socios indicados para que mantengamos nuestra información y la de nuestros clientes encriptada y útil para los fines que deben usarse. Lo cierto es que ante esto, hay miles, millones de personas trabajando para mejorar este argumento. No podemos vivir en una bola de cristal, hay que ser precavidos, mas no timoratos.