Decisión monetaria con sesgo al crecimiento

Más allá de las razones detrás del recorte de un cuarto de punto porcentual de la tasa de interés en México, su efecto sobre la economía será marginal o prácticamente nulo, opina Alfredo Coutiño.

(Expansión) – El Banco de México decidió recortar la tasa de interés de referencia bajo dos argumentos: la reducción de la inflación general y el debilitamiento de la economía. La decisión sustentada en las minutas de la reunión le dan un mayor peso al estancamiento de la economía, por lo que el recorte de la tasa de interés estuvo mayormente sustentado en darle un alivio a la economía. Con esto, el quehacer monetario empieza a tener un componente más pro-crecimiento dentro de la Junta de Gobierno del banco central.

A pesar de que el consenso del mercado no esperaba cambios en las condiciones monetarias, la decisión fue tomada por mayoría: cuatro de los miembros votó por reducción y solo uno por el mantenimiento, lo que expresa que la decisión estuvo cargada más a aflojar las condiciones monetarias para ayudar a la alicaída economía.

Efectivamente, la inflación general se ha reducido rápidamente en los últimos meses, pero más por efecto de la reducción de precios volátiles y administrados por el gobierno, mas no por la inflación estructural.

De hecho, la inflación subyacente­­­­, aquella que refleja de mejor manera la formación de precios consistente con la estructura de la economía, no solo no se ha reducido sino que ha aumentado a lo largo del año y presenta una fuerte resistencia a ceder. Esta ha pasado de 3.60% en enero a 3.82% en julio, muy cerca del límite superior del objetivo inflacionario (4%).

El banco central maneja el argumento de que la prolongada debilidad económica ha ampliado la holgura en la economía y que ello ayudará más tarde a reducir la inflación subyacente.

Esto no es siempre cierto, ya que si los riesgos internos y externos se materializan, la turbulencia financiera afectará al peso y con ello a la inflación subyacente mayormente a través del componente de mercancías. En este caso, la mayor holgura de la economía no es garantía de reducción inflacionaria (ejemplo de Argentina).

Es cierto que a últimas fechas se ha dado una cierta oleada de baja de tasas en varios paises ante el temor de recesión, dada la debilidad mostrada por sus economías. El Banco de México ya se ha sumado a ese grupo de países entre los que se encuentran Brasil, Chile, y Perú en América Latina. Esto da la impresión de que la mayoría de los bancos centrales que se jactan de tener mandatos monetarios uniobjetivo más bien actúan con mandatos duales en la práctica.

Más allá de las razones detrás del recorte de un cuarto de punto porcentual de la tasa de interés en México, su efecto sobre la economía y los negocios será marginal o prácticamente nulo. De entrada, la economía está encaminada ya a un crecimiento mucho menor a 1% en el 2019, por lo que dicho recorte no modificará esa trayectoria.

El recorte es más bien simbólico y acomodaticio de las llamadas de una parte del mercado y algunas autoridades por darle una ayuda a la economía, la cual si acaso se dará hasta ya entrado el próximo año, si y solo si la tasa se reduce lo suficiente como para generar un estímulo a la demanada interna.

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El efecto potencial sobre los negocios y consumidores también es dudoso, ya que ante la presencia de mayores riesgos internos y externos, los bancos comerciales no necesariamente reducirán las tasas que cobran a sus usuarios, precisamente por el aumento del riesgo de impago.

Ante la débil situación de los negocios y los esfuerzos por mantenerse, una reducción de un cuarto de punto porcentual no les hace gran diferencia, porque las condiciones monetarias aún se encuentran en terreno restrictivo. Para que los recortes de tasas estimulen la actividad se necesita que la tasa se reduzca incluso por abajo de sus niveles de neutralidad estimados alrededor de 7%.

Uno de los efectos positivos fue que el recorte le quitó presiones al mercado cambiario, con el peso recuperando cierto terreno. Pero esto solo es transitorio, porque los riesgos internos y externos no solo no se han ido sino que siguen aumentando, con lo cual el tipo de cambio seguirá bailando al son que le toquen los mercados internacionales.

Por lo pronto, el recorte de la tasa de referencia ya expresa un mayor peso de la visión pro-crecimiento dentro de la Junta de Gobierno del Banco de México.

A pesar de que sus miembros sigan rechazando la posibilidad de ampliar el mandato monetario, el Congreso podría tener ahora una mayor razón para empezar a impulsar la discusión y posible aprobación del mandato monetario dual: máximo crecimiento con mínimo de inflación.

Nota del editor: Alfredo Coutiño es Director para América Latina en Moody’s Analytics. Las ideas expresadas son de la exclusiva responsabilidad del autor y de ninguna manera deben ser atribuidas a la institución para la cual trabaja.

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