En mi experiencia, identifico tres grandes retos que enfrentan hoy las organizaciones al implementar sistemas de IN:
Falta de claridad del verdadero propósito del sistema de inteligencia. No se trata de generar un gran almacén de datos ni un tablero de control que tenga una vista colorida y espectacular, se trata de conseguir los datos relevantes y hacer un análisis confiable para apoyar la toma de decisiones.
Considerar todas las fuentes de datos, en especial las que son externas. La mayoría de los proyectos se convierten en una oferta push de datos, generando gran cantidad de tableros con la información disponible en los sistemas centrales, en vez de la información que necesita el tomador de decisión. No se realiza un análisis riguroso para determinar si los datos externos (clientes, competencia, proveedores, mercado, etc.) son más importantes que los datos internos (ventas, inventarios, cobranza, etc.).
Gestión independiente de los proyectos de IN. Comúnmente, las áreas responsables de los sistemas transaccionales manejan un portafolio de proyectos y mejoras muy extenso, están saturadas de trabajo y tienen que lidiar con entregas fuera de tiempo. Los sistemas de inteligencia deben ser ejecutados por especialistas, dar respuesta rápidamente y estar en constante mejora.