Sin duda, estas tecnologías no están exentas de polémica por el grado de privacidad personal al que eventualmente estamos expuestos y levantan cuestiones éticas y legales que deben ser abordadas prontamente. Porque en el Marketing 5.0 (con permiso de Kotler) se incorporan los asistentes virtuales que, basados en Inteligencia Artificial y dispositivos de reconocimiento de voz se atreven a anticipar nuestros deseos para recomendarnos qué comprar, dónde comprarlo y hacerlo de forma inmediata con una simple orden verbal.
Los Alexa, Siri y otros “bots” independientes del retail o del dispositivo que viene en camino (la televisión interactiva no tarda en llegar) están evolucionando rápidamente gracias a la Inteligencia Artificial y su capacidad de conocernos mejor que nosotros mismos (más cuestiones éticas y legales), ofreciendo opciones y cestas de la compra más convenientes y más alejadas de las decisiones del consumidor emocional en el que se basa el marketing tradicional.
Estos asistentes son el próximo eslabón en la cadena de valor y el próximo reto para las estrategias de comunicación de las marcas. En este horizonte tecnológico, los nuevos targets del marketing pueden llegar a ser los “bots asistentes” en lugar de las personas, para tratar de ganar la recomendación que hagan finalmente a los humanos en sus dispositivos móviles.
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Asumiendo (que es mucho asumir) que confiaremos en estos algoritmos que nos acompañan a todas partes, entonces ¿serán las campañas de publicidad unos “bots” que tendrán como “targets” a otros “bots”? ¿incluirán factores emocionales (en forma de preferenciales sociales, “likes”, etc) con los que persuadir a los algoritmos de esos asistentes personales para que su producto sea la mejor recomendación que muestren a las personas? ¿compartirán nuestros asistentes personales nuestros perfiles para que las marcas rediseñen productos y servicios? ¿les dejaremos que lo hagan?