El petróleo no es de todos y cada uno de los mexicanos como si fuera una parcelita susceptible de división y apropiación particular. ¿En qué vemos los beneficios de que el petróleo sea un bien público? Ciertamente, no cae directamente en nuestros bolsillos pero sí nos libra de solventar por la vía tributaria muchos bienes y servicios públicos: puentes, carreteras, alumbrado público, libros de textos gratuitos, y si existe aún, la lechita Liconsa, entre muchísimos más.
También, por desventura, es cierto que una vez que fluyen los ingresos petroleros, suelen desviarse de cauce legítimo. Cuando el petróleo es fuente de transa gansa y mega transa es entonces cuando exclamamos ¿¡Cuándo el petróleo ha sido nuestro?!
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“El petróleo es soberanía”. En el discurso a favor de la “defensa” del petróleo no hay palabra más desgastada que “soberanía” y tampoco peor utilizada. La soberanía tiene mucho más que ver con el grado de autodeterminación de un país y mucho menos con el tamaño de sus reservas petroleras. Difícilmente podría cuestionarse la calidad soberana de Japón, un país carente de hidrocarburos. Los Estados Unidos fueron, por muchos años, dependientes de barriles ajenos. ¿Alguien con los tornillos bien ajustados se atrevería a decir que ese país estaba sujeto a la injerencia de otro estado? El petróleo es una buena carta de negociación tratándose estados fuertes. Imaginemos por un instante que súbitamente nuestra producción volviera a alcanzar los 3.5 millones de barriles diarios pero que, por desgracia, no hubiera quien nos lo compre. En ese caso, seríamos autosuficientes pero no necesariamente soberanos. Una hipótesis demencial: en una de sus pataletas Trump amenaza a México con suspender la compra de barriles mexicanos si nos negamos a venderle las pirámides de Teotihuacan. ¿Doblaríamos las manitas o no? Todos depende de nuestra destreza como negociadores. Si somos fuertes, hallaremos con qué negociar para someterlo. De lo contrario, tal vez el presidente aquél se salga con la suya y construya un muro en torno a la zona arqueológica y necesitaremos visa para visitarla. ¿Es absurdo? También lo es decir que el “petróleo es soberanía:”