En cambio, en las industrias de consumo y en las categorías de productos, los pronósticos son mucho más simplificados y precisos. Al menos eso hemos constatado en nuestra experiencia elaborando modelos econométricos para productos de consumo. Con estos modelos es posible determinar con una altísima precisión la demanda futura de cierto bien o producto.
El pronóstico estadístico es a la vez un ejercicio técnicamente complejo, un ejercicio artesanal. Técnicamente, existen diversas familias de modelos econométricos que, dependiendo de las características de las series de tiempo debemos utilizar. Ya sea, el método de Box-Jenkins, los modelos de suavizamiento, u otros más, pueden ser la diferencia entre tener mermas en la empresa, o ahorrar recursos para tiempos futuros.
En las industrias de consumo el pronóstico nos ayuda a determinar la producción mensual, semanal o diaria en función de la demanda que enfrentaremos, dadas las fluctuaciones estacionales y tendenciales del producto. Podemos conocer los precios y su comportamiento estacional, así como su futuro desempeño.
Podemos aislar los efectos de las temporadas de rebajas o de las festividades que estimulan temporalmente las ventas y que promueven que cierta categoría de producto crezca (o caiga) desproporcionalmente.
Por ejemplo, hace un año, realizamos un ejercicio con diversos productos de consumo básico de alta rotación, donde ajustamos diversos modelos para pronosticar su demanda mensual. El resultado fue excelente, y pudimos determinar con un alto nivel de confianza todos los elementos que generan incertidumbre en el empresario. Cuando comparamos los modelos y sus pronósticos con la realidad observada, la diferencia fue mínima.