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Cancha pareja en telecomunicaciones

Quien no tiene la costumbre de competir en una cancha pareja, denuncia un supuesto exceso regulatorio, dice Mónica Aspe.
vie 17 enero 2020 11:57 AM
Ground view of telecommunication towers
Una concentración tan elevada en una sola empresa elimina opciones para los consumidores, dice Mónica Aspe.

“Cuando estás acostumbrado al privilegio, la igualdad se siente como una opresión”.

Clay Shirky, 2016

(Expansión) - Nivelar la cancha en la industria de las telecomunicaciones en México ha sido la elusiva aspiración de legisladores y reguladores, inversionistas e innovadores, profesores de competencia económica y defensores de los derechos del consumidor. De todos, menos de quien se beneficia de jugar en el lado ventajoso de esa cancha.

Para atender un caso inédito de concentración de mercado en un solo grupo económico, México creó la figura de la preponderancia, que permite al Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) imponer regulación específica sobre aquel que concentre más de la mitad del sector de las telecomunicaciones. El objetivo es alcanzar condiciones de competencia duraderas que pongan fin al daño causado a los consumidores mexicanos durante décadas. La efectividad de estas medidas asimétricas se evalúa cada dos años, de manera que en la primavera de 2020 el IFT tiene la oportunidad de seguir avanzando hacia un mercado en competencia.

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Como parte de este proceso bienal de revisión, acudió ante el IFT la representación de la Cámara Nacional de la Industria Electrónica, de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (CANIETI), incluyendo a las empresas AT&T, Axtel, Izzi, Megacable y Telefónica. Estas empresas, que sirven a cerca de 35% de los clientes, mientras que invierten el 60% del total en las telecomunicaciones fijas y móviles de México, coincidieron ante el regulador en que las medidas asimétricas hacia América Móvil, el preponderante, han sido insuficientes, pues la concentración no ha cedido de manera relevante.

Por su parte, quien no tiene la costumbre de competir en una cancha pareja, denuncia un supuesto exceso regulatorio, cuando lo que enfrenta es en realidad un esfuerzo incipiente por emparejar la cancha.

Aquí comento 5 ficciones –argumentos cuidadosamente articulados­– que se repiten como una fórmula en defensa de privilegios, que afectan la oferta de servicios que usted, apreciado lector, contrata a los operadores de telecomunicaciones.

1. ¿El tamaño de los jugadores no importa? El preponderante tiene 65% de los accesos fijos y móviles y 70% de los ingresos del mercado. Una concentración tan elevada en una sola empresa le brinda ventajas que le permiten desplazar a sus competidores y, en ausencia de regulación efectiva, incluso eliminar opciones para los consumidores.

Los daños al consumidor mexicano generados por esta concentración han sido ampliamente demostrados. En palabras de la OCDE, “la falta de competencia en telecomunicaciones ha generado mercados ineficientes que imponen costos significativos a la economía mexicana y que inciden de manera negativa en el bienestar de su población”. La cita es del 2012, pero la concentración no se ha reducido de manera significativa, una clara muestra de que se requiere dar otra vuelta de tuerca a la regulación, y otra más, hasta balancear la estructura del mercado.

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2. ¿La regulación asimétrica en México es excesiva? La regulación tiene la intención de corregir, es decir, de contrarrestar los obstáculos que actualmente nos impiden tener una competencia efectiva. El objetivo es generar incentivos para que las empresas compitan ofreciendo beneficios al usuario.

La regulación actual es atinada pero insuficiente, pues no ha bastado para crear un terreno de juego donde el éxito de una empresa dependa más de su habilidad de innovar para atraer clientes que de la consolidación histórica de una posición ventajosa

Históricamente, en muchos países el sector de telecomunicaciones pasó por un periodo de regulación asimétrica, durante el cual se redujo notablemente el tamaño de la empresa preponderante. Por ejemplo, en sólo 4 años (de 2001 a 2005), gracias a las regulaciones impuestas a las empresas con poder de mercado, la concentración se redujo en Alemania, de 67.2% a 47.2%, y en Reino Unido, de 62% a 55%.

En contraste, en México la empresa que se privatizó hace casi 30 años aún concentra cerca del 70% del sector. Al ritmo que en México se ha reducido el tamaño del preponderante, nos faltarían décadas para cruzar el umbral del 50% que marca la ley. Lejos de ser excesiva, la regulación asimétrica en México ha sido claramente insuficiente.

Lee: El as bajo la manga de AT&T para mantenerse en el juego

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3. ¿Si se eliminara la regulación, aumentarían la cobertura de redes y la inclusión digital? La expansión de la cobertura de redes requiere grandes inversiones. A su vez, los niveles óptimos de inversión se alcanzan en los mercados en sana competencia, donde los operadores tienen un mayor incentivo a invertir para ofrecer mejores servicios a los clientes. Prueba de ello es que en años recientes hemos presenciado un crecimiento de la cobertura 4G sin precedentes, precisamente a raíz de que se introdujo la regulación asimétrica. La inversión en telecomunicaciones aumentó 40% entre 2013 y 2016, y este incremento se ha visto reflejado en más y mejores redes.

Gracias a los cambios regulatorios que se dieron hace 6 años y a la llegada de nuevos competidores como AT&T, la incipiente competencia en el mercado móvil en México impulsó la reducción de precios. En el caso de los servicios móviles, los precios disminuyeron 43% en 5 años. En consecuencia, la penetración se duplicó.

Ante más opciones y mejores ofertas, las personas que por falta de recursos no tenían acceso a servicios de telecomunicaciones, comenzaron a acceder a estos servicios.

En los últimos 5 años, más de 56 millones de personas en México utilizaron internet por primera vez

Entre 2014 y 2016, la penetración de servicios móviles en los hogares con los ingresos más bajos aumentó 26%; casi 5 veces más que en los hogares con los mayores ingresos.

Opinión: 2020: El año de las telecomunicaciones

4. ¿Puede una empresa ser “la más mexicana” aunque sea precisamente en México donde menos invierte? México es uno de los países que más aporta utilidades al preponderante. Sin embargo, no parece ser su prioridad, pues es uno de los países en los que menos invierte. En 2018, el preponderante generó 36% de utilidades en México, porcentaje similar al 36% en Brasil, 40% en Ecuador y 45% en Colombia. Sin embargo, en estos países la compañía invirtió en promedio 17% como porcentaje de sus ingresos, más del doble que el 8% que invirtió en México.

Incluso, en países donde sus utilidades son menores a las generadas en México, como en Chile con 26%, Perú con 30% o Puerto Rico con 24%, la inversión como porcentaje de su ingreso es mucho mayor: 15% en promedio.

Lee: Una vida compitiendo contra Slim

5. ¿Compartir infraestructura desincentiva la inversión? Tanto la ley como la regulación establecen que el preponderante debe compartir su infraestructura, incluyendo dar acceso a su fibra a los demás operadores a cambio de una tarifa regulada. Desgraciadamente, en la práctica se ha obstaculizado el acceso a la infraestructura del preponderante. La revisión bienal de la efectividad de las medidas asimétricas que llevará a cabo el IFT abre la oportunidad de corregir los obstáculos que han impedido que se comparta esta infraestructura. En caso de lograrlo, se impulsarían tanto la competencia como la cobertura.

La compartición de infraestructura por parte del preponderante, lejos de ser una excepción, ha sido ampliamente utilizada en países que lograron reducir la excesiva concentración en telecomunicaciones y también aumentar la cobertura de las redes. En México, si el preponderante compartiera de manera efectiva su infraestructura, los demás operadores tendrían la oportunidad de invertir en lugares donde no hay cobertura. Como consecuencia, el preponderante tendría incentivos para hacerlo también.

En términos de competencia, cuando hay varios operadores en una misma localidad, los consumidores se benefician con mejores servicios y más opciones. En cuanto a eficiencia, construir una nueva red donde no se necesita, se traduce en un costo social que al final se transfiere al consumidor. Respecto de la cobertura, la fibra de otros operadores podría desplegarse en zonas insuficientemente cubiertas en lugar de tener que duplicar infraestructura en zonas donde el preponderante ya ha desplegado. En breve, ganaría el consumidor.

Si queremos que los beneficios para los consumidores sean sostenibles y continúen creciendo en el largo plazo, son necesarias medidas asimétricas que permitan crear una cancha pareja para competir, que eviten que el agente preponderante tenga ventajas indebidas y que incentiven la inversión. Si bien se han registrado logros en años recientes, es necesario reforzar la regulación actual para alcanzar una estructura de mercado que garantice los beneficios para los consumidores en el largo plazo. Una regulación asimétrica más rigurosa es la única solución para evitar que se repitan los daños a los consumidores que se observaron durante décadas.

En la industria de las telecomunicaciones estamos de acuerdo todos, menos uno.

Nota del editor: Mónica Aspe es Vicepresidenta de Asuntos Externos y Comunicación Corporativa de AT&T en México y Vicepresidenta de Telecomunicaciones de la CANIETI. Síguela en su cuenta @maspeb Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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