La industria reconoce la importancia de esta tecnología para la eficiencia de las comunicaciones móviles, pero la burocracia local es uno de los principales enemigos de su despliegue, y por tanto, una amenaza para atender la demanda del servicio móvil. A este obstáculo se suma la complicada orografía del país -que dificulta la llegada de esta tecnología fija a varias zonas-, así como la creciente demanda de datos móviles, que dificulta la comunicación.
En el despliegue de infraestructura los estados y municipios ponen trabas a las empresas, situación que han denunciado organismos empresariales como la Cámara Nacional de la Industria Electrónica, de Telecomunicaciones y Tecnologías de la Información (Canieti), la Asociación Nacional de Telecomunicaciones (Anatel) y hasta el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), órgano regulador del sector.
En algunos municipios, los organismos industriales y el propio IFT reconoce extorsiones, que van desde dinero hasta pagos en especie como camionetas, señala Salomón Padilla, vicepresidente de la Asociación de Telecomunicaciones Independientes de México (ATIM). “También tenemos el tema del ‘narco’, no quieren (que se instalen) redes de telecomunicaciones para que no se comuniquen las autoridades”, agrega.
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Pese a los obstáculos, el despliegue de fibra óptica es fundamental para atender la creciente demanda de datos móviles, que en último año aumentó 149.3%. Y de junio de 2013 a marzo de 2019 las líneas de banda ancha móvil aumentaron 221% para llegar a 88 millones de suscripciones. Este es el mercado de telecomunicaciones que mayor crecimiento ha expermientado desde la reforma del sector, según datos del IFT, y todavía hay oportunidad de competencia.