1. Atención predictiva basada en la IA
La IA y la analítica predictiva nos ayudan a comprender mejor los diferentes factores de nuestra vida que influyen en nuestra salud: no solo cuándo podríamos enfermar de gripe o qué problemas médicos hemos heredado, sino cosas relacionadas con nuestro lugar de nacimiento, lo que comemos, dónde trabajamos, los niveles de contaminación atmosférica que sufrimos o si tenemos acceso a vivienda segura y una renta estable. Estos son algunos de los factores que la Organización Mundial de la Salud denomina «los determinantes sociales de la salud» (DSS).
En 2030, esto significa que los sistemas de atención sanitaria pueden anticipar si una persona está en riesgo de desarrollar una enfermedad crónica, por ejemplo, y proponer medidas preventivas antes de que empeore. Este proceso ha tenido tanto éxito que las tasas de diabetes, insuficiencia cardiaca congestiva y enfermedad cardiaca obstructiva crónica (ECOC) —todas ellas muy influenciadas por los DSS— tienden por fin a la baja.
2. Hospitales conectados en red, atención conectada
La atención predictiva va acompañada de otro gran avance relacionado con el lugar donde se presta dicha atención. En 2030, un hospital ya no es un gran edificio que abarca una gran variedad de enfermedades; por el contrario, centra su atención en los enfermos agudos y los tratamientos más complejos, mientras que los casos menos urgentes se observan y tratan a través de centros y ramales más pequeños, como pequeñas clínicas, centros de cirugía ambulatoria, clínicas de especialidades e incluso los propios hogares de los pacientes.
Estos lugares están conectados a una única infraestructura digital. Los puestos de control centralizados analizan los datos clínicos y de localización para observar la oferta y la demanda en la red en tiempo real. Además de utilizar IA para detectar pacientes en riesgo de deterioro, esta red también puede eliminar los cuellos de botella del sistema y velar porque los pacientes sean encaminados a los puntos donde puedan recibir mejor atención y los profesionales sanitarios adonde sean más necesarios.
El pegamento que mantiene unida esta red ya no es la localización. En su lugar, son las experiencias de las personas a las que atiende, lo que nos lleva a la tercera gran diferencia existente en 2030.
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