Esto se debe a que Asia, más que cualquier otra región del planeta, y China, más que cualquier otra nación, representan actualmente el futuro de la energía solar, y están en el centro de la consiguiente transformación de la industria de los combustibles fósiles a la energía renovable y nuclear.
La descarbonización está cambiando el rostro de la energía y la economía mundial en más formas de las que la mayoría de los consumidores -e incluso la mayoría de los ejecutivos- aprecian. Además de la transición de la molécula al electrón, como sugiere este movimiento hacia la electrificación, también está desplazando la base económica de la industria de Occidente a Oriente y reconfigurando la jerarquía de las empresas y las geografías que definen la energía.
Asia es el gorila de 800 libras en la historia de la energía. En primer lugar, su continuo crecimiento económico y su creciente nivel de vida harán que sus naciones constituyentes se conviertan en consumidores preeminentes de energía en el futuro previsible.
Un estudio de BP indica que Asia, incluyendo China e India, representará el 43% de la demanda mundial de energía para el 2040, y hasta ese año, la región representará más del 50% del crecimiento de la demanda. En cambio, la demanda de energía entre las 36 naciones de la OCDE, que incluye la mayoría de las grandes economías de América y Europa, será plana.
El soleado panorama de China
En segundo lugar, lugares como China ya se encuentran entre los más importantes proveedores de energía y tecnología no basada en combustibles fósiles. En 2017, China poseía el 72% de la producción mundial de módulos solares fotovoltaicos; en comparación, los Estados Unidos tienen el 1% y Europa el 2%.