Donald Trump y EU podrían creerse los ganadores del 'brexit', ya veremos si será así en el largo plazo
De momento, los británicos se enfrentan a la titánica tarea de llegar a un acuerdo comercial con sus exsocios europeos para finales de 2020. Si no lo logran, únicamente podrán comerciar con la UE, su principal socio comercial, con apego a las normas de la Organización Mundial del Comercio, lo cual impactaría gravemente en el comercio bilateral. Y en economía, el tamaño importa. En comparación con EU, Europa, China y Japón, el Reino Unido es relativamente pequeño, y este factor lo relega a segunda fila al momento de negociar futuros acuerdos comerciales, ya que éstos se dan con respeto a los estándares, normas y regulaciones del mayor socio comercial.
El Reino Unido ahora es libre de elegir a su principal aliado comercial. Pero el precio de esta elección es su alineación a los estándares, reglas y regulaciones de este socio, complicando ulteriores acuerdos comerciales con otros socios. Dada la proximidad y el tamaño del bloque comunitario, una realineación con Bruselas es objetivamente la mejor opción para el Reino Unido, aunque supondría la entrega del control sobre las normas, reglamentos y regulaciones de nuevo a la Unión Europea.
El impacto del brexit en la industria británica de servicios financieros, con una importante base de clientes en Europa continental, ha sido limitado hasta ahora. Ningún acuerdo comercial contemplará más actividades de servicios financieros moviéndose de Londres a Europa.
Tampoco está claro cómo se beneficiará de su libertad reconquistada en términos políticos y de seguridad. Políticamente, un Reino Unido más pequeño tendrá menos peso en la arena mundial; puede que en el futuro recuerde con cariño aquellos tiempos en los que podía influir en la política internacional a través de acuerdos con los otros 27 estados miembros de la UE.
Un giro hacia adentro tampoco resuelve desafíos importantes como el cambio climático, la delincuencia o el rápido avance tecnológico, que solo pueden abordarse de forma global y, por lo tanto, requieren más cooperación internacional en lugar de menos. El Brexit también ha expuesto sus diferencias internas y, como resultado, Escocia podría decidir buscar un futuro como miembro de la UE.