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Feminicidio #9M

Esto no es una lucha campal de hombres contra mujeres, es una búsqueda incansable para que todos podamos vivir mejor, opina Jimena Cándano.
dom 08 marzo 2020 07:02 AM
Fátima Cecilia
El cuerpo de Fátima Cecilia, de siete años de edad, fue localizado el 15 de febrero, cuatro días después de reportada su desaparición.

(Expansión) – Nos encontramos en una nueva década del siglo XXI y pese a ello ganamos menos que un hombre por el mismo trabajo, tenemos menor acceso a educación y salud, como si eso no fuera suficientemente malo, nos matan por ser mujeres. Para ser más específicas, en México asesinan a 10 de nosotras al día.

Ciertamente nuestro país vive una espiral de violencia que nos afecta a todos, nadie está a salvo; sin embargo, a los hombres los matan por su cartera o una riña, a nosotras nos matan por cuestiones de género, porque queremos dejar una relación, por ser más independientes económicamente, por no buscar la maternidad como realización personal, por aspirar a las mismas cosas que ellos pueden tener, por decir que no cuando quieren oír “sí”.

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Nos matan por no obedecer, por usar falda corta, por mirar o hablar con otro hombre, por decir no. En pocas palabras, nos privan del derecho más básico que es vivir porque nuestra existencia no vale nada, valemos lo que nuestro padre, pareja o el hombre que nos topemos decida qué valemos.

Nos cosifican, invisibilizan, anulan, incomunican, torturan psicológicamente; luego abusan de nosotras, nos violan, lesionan o mutilan aunque estemos vivas o muertas ¿quién lo hace? Puede ser un hombre cercano o un desconocido ¿les parece poco? Pues aunado a esto, exhiben nuestros cuerpos tras ser asesinadas. ¿Lo peor? A quienes luchamos por revertir esto nos llaman “feminazis” ¿es en serio? Para empezar, ese término está utilizado de manera incorrecta, pero pensando en el significado que tiene el sufijo “nazi” ¿no lo serían más bien quienes acaban con nosotras de una manera tan atroz?

No contentos con esto, los medios y las autoridades nos hacen responsables, por habernos quedado ahí, por habernos vestido así, por haber estado ahí. Eso señores, se llama feminicidio, así tal cual lo indica el artículo 325 del Código Penal federal. No, no es lo mismo que maten a un hombre a que maten a una mujer por serlo, se le llama crimen de odio.

Sé que han sido milenios de dominación y violencia hacia la mujer, por eso muchas personas lo tienen normalizado, existía desde antes de que nosotros naciéramos, por eso no lo ven y tampoco lo entienden, pero créanme cuando digo que aunque parezca “natural” no lo es.

Esto no es una lucha campal de hombres contra mujeres, es una búsqueda incansable para que todos podamos vivir mejor. Señores, ¿este despertar les incomoda? Qué pena, pero lo que sí les puedo decir es que ustedes también se van a beneficiar de este cambio. A todos nos conviene que las mujeres seamos libres y que los hombres también lo sean lejos de los paradigmas machistas.

Y si al llegar a este punto estás pensando: estoy siendo estigmatizado porque “yo no violo”, “yo no mato”, “no me dejan ir a marchar las feminazis”, “hagamos un día sin hombres, entonces”; eso no significa que no violentes incluso de manera pasivo agresiva sin darte cuenta a las mujeres de tu entorno ¿por qué? Porque piensas que la mujer “es más frágil por naturaleza”, “es bonita pero tonta”, “inteligente pero fea” “rezongona si quiere cambiar las cosas” y lo eres porque descalificas e invalidas su lucha.

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¿Por qué peleamos por nuestra vida? Más bien pregúntense ¿por qué no estoy apoyando esta lucha? Si tengo mamá, hermana, esposa, hija… cuestiónate ¿por qué me enfoco en demeritar una causa que solo tiene como fin permanecer viva dignamente? Antes de pensar en su incomodidad, les pido que piensen en Ingrid, en Frida y en todas las mujeres que no tienen nombre. Por mi parte, me siento muy afortunada de poder vivir este momento histórico. Porque el patriarcado no se va a caer ¡LO VAMOS A TIRAR!

Nota del editor: Jimena Cándano estudió la licenciatura de Derecho en la Universidad Iberoamericana. Obtuvo el grado de Maestría en Administración Pública con enfoque en Desarrollo Comunitario y Transformación Social en la Universidad de Nueva York. Actualmente es la Directora Ejecutiva de la Fundación Reintegra.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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