El home office, con alrededor de dos décadas de existencia, ha evolucionado en los últimos años y se ha comenzado a formalizar dentro de las empresas, no sólo como consecuencia de los múltiples beneficios de la tecnología, sino también por la tendencia en las organizaciones de ser más flexibles en los espacios y horarios de trabajo.
Además de que esta modalidad responde a las necesidades de las nuevas generaciones de tener un mejor balance entre la vida personal y profesional, se vuelve indispensable para enfrentar crisis generadas por pandemias, como la que actualmente estamos viviendo.
Gracias a las diferentes herramientas tecnológicas que surgen día a día, los empleados cuyo trabajo se realiza a partir del conocimiento, que tienen actividades con entregables puntuales y que trabajan haciendo uso de la tecnología, deberían de poder realizar prácticamente lo mismo desde su casa sin tener contacto humano, lo que resulta en una gran opción para cumplir con el distanciamiento social y así evitar contagios mayores y, sobre todo, para no afectar la economía de muchas empresas.