Conforme el coronavirus Covid-19 continúa expandiéndose por el país, decenas de restaurantes, cines, teatros, gimnasios y plantas de manufactura han empezado a cerrar. Muchas otras empresas están tratando de mantener sus operaciones a flote de forma remota.
9 de cada 10 empresas no tienen un plan de recuperación ante el coronavirus
Mientras las cámaras empresariales claman al gobierno federal por apoyos para poder mantener a las industrias a flote en medio de la crisis económica que se avecina, el pánico ya cunde entre algunas empresas que, al igual que los consumidores que reiteradamente han acabado con los inventarios de papel higiénico, cubrebocas, gel antibacterial y toallitas desinfectantes en supermercados y farmacias, están empezando a acumular inventarios de materias primas.
“Tenemos clientes que ahorita están tratando de sobre inventariarse en preparación ante cualquier irrupción en sus cadenas de suministro”, dijo en entrevista telefónica, Mario Coronado, CEO de la operadora logística Qualianz, que ofrece servicios de transporte y almacenamiento a diversas industrias, entre ellas automotriz, electrodomésticos, textil-vestido y retail.
Para José Ambe, CEO de la consultora Logística de México (LDM), este tipo de comportamientos se debe a que la mayoría de las empresas, 9 de cada 10 según un estudio de LDM, está reaccionando sobre la marcha, sin un plan previo de recuperación de desastres, lo cual limitará su capacidad para reducir el impacto económico que dejará la pandemia a su paso.
“Vemos empresas que ahorita están diciendo: 'no pasa nada'. Es una visión un poco irresponsable”, dice Ambe. "En este momento, todas las empresas deben estar muy concentradas, pensando no solo en cómo van a sortear la pandemia, sino en los planes de recuperación de corto y mediano plazo que pondrán en marcha una vez que superemos la crisis sanitaria”, añade.
Gerardo Vázquez, director del comité multidisciplinario Covid-19, creado por Index Nacional para dar asesoría a las empresas manufactureras en México, coincide en la importancia de que las empresas creen un plan de contingencia y recuperación, ya que existe la posibilidad de que el virus genere resistencia estacional y haya un nuevo pico de casos durante el invierno.
“Es sumamente prioritario establecer un comité de crisis dentro de las empresas, encargado de dar seguimiento a acciones específicas y que haga un monitoreo constante de información pertinente y fidedigna, para que las empresas puedan tomar decisiones rápidas”, dijo Vázquez en una videoconferencia este lunes.
¿Por dónde empezar? Ambe sugiere a las empresas hacer un plan de recuperación en dos niveles. Uno de acción inmediata que incluya protocolos de higiene y prevención para reducir el riesgo de contagio entre sus trabajadores, clientes y proveedores; planes de continuidad de operación a partir de estrategias como home office, ajustes en la capacidad instalada de las plantas; así como mecanismos para mantener la comunicación con clientes y proveedores vía remota.
El otro plan debe tener un horizonte a 12 semanas y debe incluir estrategias para asegurar el abastecimiento de materias primas, un plan de contención de gastos que no sean indispensables para la operación del negocio, un plan de liquidez, y el rediseño temporal de las redes de distribución mientras se restablecen las rutas aéreas y se reabren las fronteras .
Alsea, por ejemplo, anunció la semana pasada a sus accionistas un controvertido programa de medidas para reducir sus gastos a fin de sortear los efectos del coronavirus Covid-19. Estas medidas incluyen el cierre temporal de establecimientos, la reducción de su plantilla laboral, un programa para colaboradores dispuestos a tomarse una ausencia de 30 días sin goce de sueldo y la reducción de las horas de trabajo en línea con la demanda.
El conglomerado, que administra franquicias de cadenas como Starbucks, Domino's Pizza y Burger King, también dijo que recortará los gastos en publicidad y mercadotecnia; renegociará la renta de sus locales, y preferirá el consumo de productos de origen local para minimizar el impacto de la devaluación del peso mexicano, que esta semana podría llegar a los 25 pesos por cada dólar.
Aunque los organismos empresariales han sido reiterativos en la necesidad de contar con apoyos gubernamentales, como acelerar los pagos pendientes a proveedores del Estado, apresurar las devoluciones pendientes de IVA a las empresas o activar programas especiales de garantías por parte de la banca de desarrollo, aún no ha habido una respuesta clara por parte del gobierno federal.
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“Estamos viendo cómo la actividad económica empieza a detenerse: ya hay compañías automotrices y compañías de electrodomésticos en paro; la industria de la aviación, la hotelera y restaurantera están teniendo impactos inmediatos en medio de esta crisis”, dijo Carlos Salazar, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), en una videoconferencia el viernes. "Nos preocupa enormemente que la acción de la autoridad no está siendo consecuente con el tamaño del problema", añadió.
Diversas instituciones financieras, el Bank of América entre ellas, ya calculan una caída de 4.5% en la economía mexicana para este año. Esto podría generar la pérdida de entre 800,000 y un millón de empleos, según cálculos del CCE.
En medio de la crisis económica que ya se espera tras el paso de la pandemia, Ambe calcula que el 90% de las empresas que tengan un plan de recuperación de desastres podrán sobrevivir.