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Confinadas con sus agresores: la cara violenta de la cuarentena

Muchos gobiernos están reforzando las líneas de ayuda para que las mujeres puedan tener una alternativa en una situación de violencia, apunta Jimena Cándano.
dom 12 abril 2020 07:00 AM

(Expansión) – Millones de personas en el mundo debemos permanecer confinadas en nuestras casas para reducir el riesgo de la pandemia del Covid-19, algo jamás visto por lo menos en los últimos 100 años, por eso de esta medida nacen muchas preocupaciones económicas, así como de bienestar físico y mental, pero no me refiero solo a los episodios de ansiedad por no poder salir, sino también al incremento de la violencia intrafamiliar, especialmente a las mujeres.

ONU Mujeres ha alertado en su informe “Covid-19 en América Latina y el Caribe: cómo incorporar a las mujeres y la igualdad de género en la gestión de la respuesta a la crisis”, que en este contexto de emergencia sanitaria aumentan los riesgos de violencia contra las mujeres debido a las tensiones que causan el aislamiento, la incertidumbre económica y la misoginia que de por sí persisten en todo el mundo.

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Muchos gobiernos están reforzando las líneas de ayuda para que las mujeres puedan tener una alternativa en una situación de violencia.

En México está disponible el teléfono general de atención a emergencias 911; sin embargo, en un país donde 10 mujeres son asesinadas al día es necesario reforzar su protección con redes de apoyo aunado a un plan interseccional que ayude a prevenir, controlar y minimizar estos casos.

Entendamos que, aunque es un contexto de emergencia mayor, la situación demanda acciones necesarias y urgentes, y pese a que hay variables que parecen en este momento existir, en realidad nos siguen afectando; me refiero a la desigualdad y el machismo.

Por ejemplo, al estar en la casa se refuerzan los estereotipos de las labores del hogar, posicionando a las mujeres en el lugar del servicio obligatorio, cuando, en palabras del agresor “la comida no está lista”, “la casa no está limpia”, “los niños hacen mucho ruido”, “no rindió el dinero”, “no están las cosas listas” o “me desquicias” los actos violentos, físicos y mentales ocurren.

Además de la doble o triple carga a la que están sujetas las mujeres, trabajar a distancia, hacerse cargo de los hijos, de las labores del hogar y de los familiares enfermos entre otras actividades.

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Hoy varios países del mundo como España, Francia y Reino Unido, que han unido esfuerzos con el gobierno, las empresas y la sociedad para apoyar a mujeres, niñas y niños que están siendo víctimas de violencia. Se han generado teléfonos y contraseñas para pedir ayuda. En México seguimos sin albergues y esto por decir lo menos.

Es necesario que siempre se trabaje en programas con perspectiva de género y derechos humanos que acompañen de manera paralela a las políticas sociales que atiendan a las personas vulnerables por su contexto a la violencia.

¿En qué nos tenemos que enfocar para prevenir y no solo reaccionar en escenarios como lo es una pandemia? Mejorar el sistema educativo que hasta hoy es ineficiente e incluso inexistente para algunas comunidades; eliminar la desigualdad económica y social; desintegración familiar, maternidades, así como paternidades forzadas o ausentes; corrupción; impunidad; sistemas penales poco eficientes; cultura de ilegalidad; normalización de la violencia.

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¿Podemos revertirlo? Sí, primero haciendo consciencia, este momento además de ser histórico es una oportunidad para repensarnos como sociedad, es una invitación para hacer un nuevo pacto social centrado en las relaciones humanas y el papel que tenemos todos en nuestros círculos sociales, por ejemplo, alejando del papel que tiene el hombre solo como proveedor, haciéndolo corresponsable del cuidado del hogar y la familia.

La crisis siempre saca el mejor y el peor lado de la humanidad, además de que siempre repercute más en las poblaciones vulnerables y, ante este contexto de emergencia sanitaria, debemos tener una cosa bien clara, las mujeres que están siendo violentadas en su casa ¡no tienen la culpa! Y si en este punto estás pensando “pues que se vayan”, las preguntas que surgen son ¿a dónde?, ¿cómo logran escapar del agresor?, ¿cómo se protegen? Y en este escenario, ¿qué está haciendo el gobierno para protegerlas y darles opciones?

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Recordemos que no nos encontramos en una lucha de mujeres contra hombres, ni de buenos contra malos, derroquemos un sistema de violencia que nos ataca a todos, incluso dentro de la intimidad de nuestros hogares, cuando deberíamos estar más unidos, acompañándonos durante el confinamiento, pero algunas temen estar muertas el día de mañana y que su pareja despierte siendo un feminicida.

Nota del editor: Jimena Cándano estudió la licenciatura de Derecho en la Universidad Iberoamericana. Obtuvo el grado de Maestría en Administración Pública con enfoque en Desarrollo Comunitario y Transformación Social en la Universidad de Nueva York. Actualmente es la Directora Ejecutiva de la Fundación Reintegra.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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