2,600 millones de personas en todo el mundo viven en cuarentena por pandemia
No sé ustedes, pero en el encierro en el que vivimos, con todas las comodidades, los días pasan lentos y las emociones son rápidas, en unas cuantas horas pasamos de la desesperación a la paz, de la esperanza a la desesperanza, también por momentos de angustia, tristeza, incertidumbre y otras emociones. Ahora imagina lo que se vive un solo día en prisión.
En un mes hemos aprendido a valorar nuestra libertad, deberíamos aprovechar este tiempo para valorar también la de los demás, sobre todo de aquellas personas, que no son pocas, a las que después de años en la cárcel, les dicen “es usted inocente, disculpe las molestias”. Claro, no importa, solo le arruinaron la vida, ¿te parece poco?
Usemos el tiempo que tenemos para pensar y reflexionar que la libertad es un derecho que no se puede restringir a la ligera porque aún en las mejores condiciones lastima de forma muy profunda a quienes no pueden tenerla. Debe ser siempre protegida y respetada hasta las últimas consecuencias.
¿Estás cansado, ansioso, fastidiado y frustrado por no poder salir? No te preocupes, en unas semanas podrás hacerlo y te irás reincorporando a tus actividades habituales, con las medidas pertinentes para mantenerte a salvo, quienes estén en prisión preventiva oficiosa no podrán hacerlo y por tiempo indefinido, muy seguramente injustificadamente, ¿no te parece que debemos cambiar eso?
Las crisis del mundo nos duelen, claro que sí, no hay que negarlo, además tienen un costo social importante; sin embargo, de ellas emergen oportunidades para repensarnos como sociedad, cultivar la empatía, aumentar nuestra resiliencia, construir comunidades más seguras y solidarias.
Nota del editor: Jimena Cándano estudió la licenciatura de Derecho en la Universidad Iberoamericana. Obtuvo el grado de Maestría en Administración Pública con enfoque en Desarrollo Comunitario y Transformación Social en la Universidad de Nueva York. Actualmente es la Directora Ejecutiva de la Fundación Reintegra. Síguela en Twitter y en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.
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