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¿El restablecimiento de una política petroquímica nacional?

Los complejos de Pemex exhiben los vacíos que la llamada cuarta transformación podría buscar llenar con ayuda del sector privado, opina Adrián Duhalt.
mié 10 junio 2020 07:03 AM

(Expansión) – Para el presidente López Obrador el concepto de soberanía energética va de la mano de una producción mayor de combustibles. La gira por Minatitlán y Coatzacoalcos, Veracruz, el fin de semana pasado no dejó lugar a dudas al respecto. El objetivo, como explicó al pie de la refinería General Lázaro Cárdenas del Río, es agregar valor a los hidrocarburos a través de la capacidad de procesar 1 millón 200,000 barriles de crudo en las seis refinerías existentes, además de los 340,000 barriles diarios adicionales en Dos Bocas, y con ello alcanzar la autosuficiencia en el 2023.

Si bien la refinación fue el tema que fundamentalmente dominó la agenda, el presidente no podía dejar pasar la oportunidad para subrayar el abandono del que las plantas petroquímicas de Pemex han sido objeto. Y a pesar de que así lo hizo en los 3 discursos que dio en ambos municipios, nos dejó queriendo saber más sobre qué le depara a la industria petroquímica durante su sexenio.

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Y es que al visitar el complejo petroquímico Cangrejera, el presidente explicaba que “El propósito es que, en mediano plazo no vendamos petróleo crudo, que podamos procesar nuestra materia prima, producir las gasolinas, dejar de importar las gasolinas y hacer lo que podamos para iniciar el restablecimiento de una política petroquímica nacional. Dejar las bases, los cimientos, para que otros gobiernos continúen y se restablezca la grandeza, el esplendor de la industria petroquímica nacional.”

Lo dicho en Cangrejera nos hace preguntar si la llamada cuarta transformación vislumbra en el mediano plazo el restablecimiento de una política petroquímica nacional. Y de ser el caso, ¿en qué consistiría? El punto es que, si de agregar valor a los hidrocarburos y reducir importaciones se trata, el gobierno no debería dudar mucho de ello.

El abandono al que se refirió López Obrador se ha traducido en un impacto que se aprecia desde varios ángulos. Mas allá del desmantelamiento de cadenas de valor de origen petroquímico en el país, el achicamiento de las capacidades productivas de Pemex ha resultado en un creciente monto de importaciones de productos petroquímicos y de origen petroquímico.

A diferencia del periodo 2010-2014, donde el promedio anual de las exportaciones petroleras fue el doble de las importaciones de petroquímicos, entre el 2015 y 2019 el valor de las compras de petroquímicos al exterior promedió 21,270 millones de dólares anuales (mmd), monto ligeramente superior al de las exportaciones petroleras cuyo promedio anual en dicho periodo fue de 20,620 mdd, de acuerdo con Banxico.

Aquí es indispensable señalar que lo anterior coincide con el hecho de que en los 3 años previos a 2019, el valor de los petroquímicos y plásticos en el mercado internacional registró una ventaja – medida en precios por tonelada – de varios cientos de dólares sobre productos refinados.

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Esto ayuda a entender que, en un contexto donde la demanda global de insumos petroquímicos pudiese crecer a tasas más altas que la demanda de gasolina (como resultado del crecimiento económico y poblacional y la adopción de medidas para la reducción de emisiones y el desarrollo de sistemas de transporte más eficientes), la captura de valor al procesar hidrocarburos tiende a estar en la petroquímica, como se ha explicado en columnas anteriores.

Lo cierto es que los complejos de Pemex no solo muestran las cicatrices ocasionadas por las administraciones anteriores, también exhiben los vacíos que la llamada cuarta transformación podría buscar llenar con ayuda del sector privado.

Ahí en Cangrejera se decidió cesar la producción de estireno en el 2017, lo que contribuyó a que las importaciones crecieran de 580 mdd en el 2016 a 890 mdd en el 2018 (aunque en el 2019 cayeron a 378 mdd).

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No obstante, las consecuencias de abandonar la petroquímica de Pemex no paran ahí ya que una de sus características, en muchos de los casos, es ser el origen de cadenas de valor. ¿Hasta qué punto la falta de (suficiente) estireno nacional ha complicado el desarrollo de capacidades productivas en cuanto a derivados (como el poliestireno)?

La pregunta es oportuna dado que las importaciones de éstos durante los últimos 5 años ascienden a un monto acumulado de 4,370 mdd, según cifras en la base de datos de estadísticas de comercio internacional de las Naciones Unidas (UN Comtrade Database).

La cadena del estireno es uno de los varios ejemplos que ilustran lo que se podría hacer en materia de petroquímicos. Abandonar la idea que esbozó el presidente López Obrador en su discurso en Cangrejera es dar continuidad a lo que dicha industria experimentó en sexenios anteriores y diluir – en los hechos – el significado que para su gobierno tiene el agregar valor a los hidrocarburos.

Nota del editor: Adrián Duhalt es investigador posdoctoral en temas de energía en el Instituto Baker de la Universidad de Rice. Síguelo en Twitter como @AdrianDuhalt y en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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