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¿El abasto de medicamentos estará garantizado?

Es imposible asegurar cuál es el porcentaje de desabasto en cada estado o unidad médica, ni cuáles son las enfermedades para las que no hay suficientes medicamentos, opina Fátima Masse.
vie 07 agosto 2020 12:59 AM

(Expansión) – El 30 de julio amanecimos con la noticia de que las compras de salud se podrán contratar a través de organismos intergubernamentales internacionales sin licitar. Con esta reforma a la ley de adquisiciones, aprobada en tiempo récord por ambas cámaras legislativas, los insumos de salud se convierten en una excepción en la ley de adquisiciones públicas.

Esto es riesgoso en términos de corrupción. Mi colega Pablo Montes, experto en temas anticorrupción y de compras públicas, lo explica muy claro. La reforma implica que cuando se trate de compras de salud, las instituciones públicas podrán adquirir lo necesario en el extranjero sin seguir los lineamientos de competencia y transparencia que marca la ley.

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Además, el concepto de “mecanismos de colaboración” es tan ambiguo que aunque este Gobierno tenga un convenio con la Organización Panamericana de la Salud (OPS), se pueden abrir oportunidades de corrupción a falta de reglas claras.

En la línea anticorrupción, este cambio da mucho de qué hablar. Sin embargo, en esta ocasión me quiero enfocar en las implicaciones que tendrá para el sector salud. Algunas notas periodísticas lo enmarcan como una oportunidad para acabar con el desabasto de medicamentos que hemos escuchado en los últimos meses. En ese sentido, la reforma es un curita más para compensar el rezago del sector que se suma a la lista que mencioné en mi columna del mes pasado.

Con esta medida, ¿realmente se garantizará el abasto de medicamentos e insumos de salud? La respuesta apunta a que en México no lo podemos saber con certeza. Hay por lo menos dos razones detrás de esta afirmación.

La primera es que el sector salud carece de sistemas que midan el abasto de medicamentos en centros de salud y hospitales de las diversas instituciones. Desde hace muchos años, el Instituto Mexicano para la Competitividad ha señalado esta carencia . La población sabe que no se cuenta con los insumos necesarios para tratar a los pacientes y proteger al personal de salud por las denuncias que hemos visto en los periódicos.

No obstante, es imposible asegurar cuál es el porcentaje de desabasto en cada estado o unidad médica, ni cuáles son las enfermedades para las que no hay suficientes medicamentos.

La segunda es que la OPS, hasta cierto punto, solo fungirá como intermediario. Una vez realizada la compra, dejará los productos en puertos, fronteras o aeropuertos, por lo que la distribución a más de 22 mil unidades médicas quedará en manos de una distribuidora pública que se creará con este fin. Hay que considerar que el traslado incrementará los costos de dichos insumos.

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Por eso, aunque la nueva distribuidora sea del Gobierno, debe haber transparencia y capacidades suficientes para desempeñar esta tarea y llevar las compras a donde se necesitan.

Pensar que la corrupción es la única razón por la que en este país faltan medicamentos, vacunas o equipo médico, es simplificar demasiado las carencias y fallas que el sector ha arrastrado por años. Si el objetivo de este Gobierno es realmente erradicar el desabasto en el sector salud para elevar la calidad de los servicios, tendrá que tomar acciones que vayan más allá de firmar un cheque en blanco para las compras internacionales.

Nota del editor: Fátima Masse es coordinadora de proyectos del IMCO. Síguela en Twitter como @Fatima_Masse . Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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