En el mundo de las finanzas personales, pasa casi lo mismo, lo primero que debes desarrollar es la cultura del ahorro, es decir, crear el hábito de reservar una parte de tus ingresos, lo ideal es, al menos, el 10 %. Seguramente comenzaste guardando esos recursos en el colchón o tu cuenta eje y luego ya lo hiciste en una cuenta a la vista o con un pagaré, en los que te sentiste seguro porque esos instrumentos conllevan un mínimo factor de riesgo, pero no te generan una ganancia significativa al estar respaldados por la institución en la que los gestiona.
Regresando al tema de la aviación, para lograr estar familiarizado con la velocidad, la fineza de vuelo de un avión de doble motor y los instrumentos de vuelo, debes hacer algunas horas de instrucción en un simulador. En esas sesiones, fuera de que en los de las escuelas no tienen movimiento, la aproximación al vuelo real es muy precisa y por experiencia propia, tienes la misma adrenalina que pudieras experimentar en la cabina, sin contar, las orientaciones de tu instructor.
Ahora bien, en las instituciones financieras se ponen a disposición de los futuros inversionistas, simuladores y cotizadores que pueden ejemplificar cómo se pudieran ver los rendimientos que pudiera obtener al momento de invertir y tomando en cuenta ciertos factores y escenarios posibles. Lo primero que realizarás es un cuestionario para conocer tu horizonte y perfil de inversión.
En el horizonte definirás las metas para las cuales quieres realizar una inversión, que puede ser desde comprar un auto hasta adquirir una casa. El perfil es fundamental porque, con ello, puedes evaluar la tolerancia que tienes frente a las posibles fluctuaciones de los mercados, en pocas palabras y en términos coloquiales, es medir tu estómago frente a escenarios volátiles como los que vivimos.
Generalmente existen tres perfiles de inversionistas: conservador, moderado o agresivo. Algunas instituciones tienen los perfiles intermedios. Cada uno tiene sus características, sus pros y contras, pero al final, está en ti la decisión de en cuál te sientes cómodo.
En la aviación, para volar por instrumentos, debes conocer las cartas de navegación, cuyo elemento fundamental son las radioayudas (VOR por sus siglas en inglés de Radiofaro Omnidireccional) de muy Alta Frecuencia, que en diversos lugares está acompañado de un DME, que es el equipo que mide la distancia del VOR a la aeronave. Estos aparatos son fundamentales porque ofrecen lecturas en la cabina sobre la ubicación de un aeropuerto, un fijo o una aerovía.