En cuanto a China, Trump se jactó de conducir la relación bilateral de forma exitosa y de obligar a Beijing a pagar a los agricultores; Biden reviró con la guerra comercial que ha propiciado entre los dos países y el impacto que ésta ha tenido en los sectores afectados.
La salud pública y el cambio climático desataron controversias por igual. Trump se mostró enérgico en acabar con el Affordable Care Act, mientras que Biden lo defendió fervientemente, aclarando que todos los estadounidenses deberían tener derecho a servicios de salud accesibles.
En cuanto a cambio climático, la discordia entre un presidente que celebró los logros de su país en medio ambiente, a pesar de salirse del Acuerdo de París y padecer desastres en algunas partes del país. Acusó a Biden falsamente por apoyar el Green New Deal, mientras que Biden aclaró que optará por una transición de combustibles fósiles hacia una economía más verde.
No hubo sorpresas en los posicionamientos sobre seguridad nacional, cambio climático y salud. Sin embargo, las discrepancias fueron más estruendosas en los temas sociales. Biden no vaciló en atacar a Trump por sus políticas migratorias y la separación de familias que, a la fecha, ha dejado a 545 niños migrantes cuyos padres no aparecen.
El presidente actual justificó sus acciones al punto de decir que “llegaban al país las personas con el coeficiente intelectual más bajo”. Después de ese comentario, en la sección de raza se atrevió a reiterar, frente a una moderadora afroamericana, que él era la persona menos racista en ese foro y el presidente que más había hecho por la población afrodescendiente.
Biden lo contradijo al afirmar que es el presidente más racista e hizo alusión a las declaraciones que ha hecho y a los grupos extremistas que lo apoyan, como los Proud Boys. Con acusaciones falsas condenó a Biden por comentarios que nunca hizo y por sus reformas al sistema de justicia penal, mientras que el demócrata aseguró que el racismo es institucional.
Los discursos de cierre fueron un símil del debate y de la contienda. Trump no propuso una agenda, sólo se defendió sobre algunos temas y atacó a su contrincante. Biden ofreció una conclusión más tradicional en torno a un gobierno que debe procurar la unidad y la conciliación.
El debate enmarcó el final de la carrera presidencial, a 12 días de la elección. Un candidato que, a pesar de llevar cuatro años en el poder, conserva un discurso agresivo que culpa a sus antecesores por cualquier falla; y el otro cuya propuesta central es ofrecer un gobierno distinto al actual.
Una fotografía que, a diferencia de las otras carreras, no muestra necesariamente al ganador aún, sino el camino que han recorrido hasta llegar a este punto. Biden va a la delantera, pero aún quedan unos cuantos pasos en la recta final, ante un público que, como el debate, se encuentra polarizado, en espera de decidir si las diferencias se exacerban o se concilian.
Nota del editor: Antonio Michel estudió Relaciones Internacionales en el ITAM, donde es profesor, y tiene una Maestría en Administración Pública por la Universidad de Maxwell. Trabajó casi 7 años en la Administración Pública Federal, en las secretarías de Relaciones Exteriores, Desarrollo Social, Energía y Gobernación. Su pasión son los asuntos internacionales, los asuntos políticos y la administración pública. Síguelo en Twitter y en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
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