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“Nosotros”, una forma de eludir la responsabilidad

El actual presidente de México todas las mañanas habla en plural mayestático para mostrar su poder y acreditar su propia responsabilidad a seres anónimos, apunto Mario Maraboto Moreno.
mar 01 diciembre 2020 12:04 AM

(Expansión) – “Nos duele lo que ha ocurrido”, “Tuvimos que optar entre inconvenientes… teníamos que tomar una decisión", “No queremos ser imprudentes, no queremos actuar a la ligera”, “No somos iguales a los gobiernos anteriores”. Estas frases recientemente expresadas y bien conocidas por la gran mayoría de los ciudadanos de este país, tienen dos cosas en común: están pronunciadas en primera persona del plural y su autor es la misma persona. Pero comunican mucho más de lo que expresan.

Hablar en primera persona de plural denota dignidad, excelencia o poder de quien habla, por ello se le denomina “Plural Mayestático” o “plural de Majestad”. La Real Academia Española lo define como el “plural arcaizante empleado en lugar del singular para expresar la autoridad de reyes, papas, etc.” Se dice que el rey Enrique II se expresaba así para implicar que hablaba tanto en su nombre como en el de Dios.

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Una frase pronunciada en primera persona de plural implica que son varios –o muchos- quienes están de acuerdo con lo que se expresa y que de manera solidaria asumen la responsabilidad y/o las consecuencias de eso que se dice. Varios o muchos que supuestamente están de acuerdo con la forma de pensar, hablar y actuar de quien se expresa, lo que le da a éste cierta seguridad y protección. Si se cometen errores o no se alcanzan los logros propuestos, la culpa es de todos, no de uno solo.

Quizá por eso la mayoría de los líderes y políticos –igual que muchos artistas y deportistas- hablan en primera persona de plural; inconscientemente, al incluir a otros -que no son citados en el discurso- implícitamente comparten su responsabilidad especialmente ante los fracasos; se excusan en una masa anónima y aparentan un vínculo inexistente, todo lo cual les facilita fortalecer su demagogia.

Cuando el presidente tomó posesión de su encargo lo hizo en primera persona de singular: “Prometo guardar y hacer guardar…. Y si así no lo hiciere, que la nación me lo demande”. El presidente es entonces el único responsable de lo que se haga o deje de hacer y las decisiones, aun cuando sean consultadas con asesores y miembros de su equipo de trabajo, son personales y deberían expresarse en primera persona de singular. Con ello hace patente su responsabilidad.

Pero hablar en primera persona de plural es una forma de diluir la responsabilidad. ¿Quiénes y cuántos son los otros que resultan involucrados? ¿Participan de manera consciente? ¿Los otros son internos, externos o familiares? Podría asumirse que al expresar “teníamos que tomar una decisión” fueron varias personas las que analizaron una situación, valoraron sus pros y contras y coincidieron en la decisión. Sin embargo no queda claro para quien escucha cuántos compartieron y asumieron la responsabilidad por la decisión.

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El actual presidente de México todas las mañanas habla en plural mayestático para mostrar su poder y acreditar su propia responsabilidad a seres anónimos. Continuamente expresa que todo lo malo que sucede en su gestión gubernamental es responsabilidad de “nuestros adversarios” y así atribuye los males presentes y los pocos resultados a otros para no asumir la responsabilidad a título personal.

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Estudiosos y especialistas dicen que el verdadero demócrata habla siempre en singular para establecer claramente que no lo hace a nombre de un colectivo anónimo sino a título personal, asumiendo la responsabilidad y consecuencia de sus expresiones y de sus actos.

Un estudio del doctor Johannes Zimmermann, profesor de Psicología de la Personalidad, señala que el hombre se conoce por la cantidad de pronombres que emplea en primera persona de plural: “Hablar en primera persona de plural supone que lo que opinamos es compartido y, por tanto, no es exclusivamente nuestro. Esto inconscientemente nos proporciona cierta protección. Si nos equivocamos, no estamos fallando sólo nosotros sino toda la sociedad”. Por su parte, el psicólogo social James W. Pennebaker dice que “Una persona que miente tiende a usar el pronombre ‘nosotros’ sin mencionar ningún pronombre en primera persona de singular”.

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El actual presidente hace evidente la anterior aseveración, por ejemplo cuando expresó que "El manejo de la pandemia en México ha sido muy profesional” pero ante los más de 100,000 muertos oficiales justificó: "Nuestros adversarios no toman en cuenta que nos heredaron un sistema de salud totalmente destruido…”.

El filólogo y lingüista peruano José Luis Rivarola de la Pontificia Universidad Católica del Perú plantea: “Yo existe porque habla, ‘nosotros’ no existe porque no habla. Pero entonces ¿Qué nombra ‘nosotros’?, ¿Qué clase de fantasma es éste que aparenta hablar?, ¿Quién habla cuando ‘nosotros’ aparenta que habla?, ¿Cuál es el parentesco entre ‘nosotros’ y ‘yo’?, ¿Qué forma de existencia es atribuible a ‘nosotros’?”.

En México todo eso lo ponemos de manera muy simple: tú y cuántos más…el “nosotros” suena a manada.

Nota del editor: Mario Maraboto Moreno es Licenciado en Periodismo por la UNAM. Investigador Asociado en la Universidad de Carolina del Norte. Autor del libro "Periodismo y Negocios. Cómo vincular empresas con periodistas". Consultor en Comunicación, Relaciones Públicas y situaciones especiales/crisis desde 1991. Escríbele a su correo mmarabotom@gmail.com y síguelo en Twitter . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

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