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Economía circular: transformando la economía cambiamos al mundo

Si bien la economía del reciclaje ha sido un buen inicio de sostenibilidad o alternativa sustentable, se limita a una sola parte de todas las materias primas existentes, opina Eduardo Durazo Watanabe.
lun 28 diciembre 2020 06:00 AM

(Expansión) – En las últimas décadas, como humanidad hemos alcanzado niveles históricamente incomparables de comodidad e innovación, respaldados por el progreso industrial, el consecuente crecimiento económico y la modernización tecnológica; pero ha venido acompañado de un costo que dentro de poco no seremos capaces de pagar a causa del consumo desmedido de recursos naturales.

Aunado a esto se suma el aumento progresivo de la población mundial. Como resultado queda el dilema definitivo: empresarios, ciudadanos y habitantes del planeta, ¿cómo podemos redireccionar el desfavorable destino al que la producción actual nos lleva?

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La economía lineal consiste en un sistema de “tomar-hacer/producir-desechar”, y es el corazón productivo del sistema económico actual, invención concebida en y para otra época. Este modelo de producción carece del equilibrio y la racionalidad de la naturaleza que lo abastece; hace falta dotar de esta eficiencia sustentable a un nuevo modelo productivo en una transición requerida y cada vez más apremiante.

En respuesta a esta premisa, la economía circular propone ciclos cerrados de producción, a través del empleo reformador de materias primas ya procesadas para crear productos, es decir, desechos de productos para crear nuevos.

En México el tema de la economía circular es algo reciente. En 2019 se firmó el Acuerdo Nacional para la Nueva Economía del Plástico, iniciativa no expedida por el gobierno mexicano sino por la Fundación Ellen McArthury, el cual fungió como un gran paso para incursionar hacia este modelo necesario para brindar la debida atención y tratamiento a los recursos existentes en el mundo.

Aunque tarde, es bueno que como país incursionemos en estos nuevos modos económicos; sin embargo, surge el siguiente supuesto: en México ya es difícil emprender debido a la carencia de apoyo gubernamental, si agregamos las exigencias de circularidad, ¿el número de emprendedores será menor?

Es imprescindible que la normatividad en torno a la economía circular brinde pautas para una transformación que no amenace el desarrollo pleno de los negocios emergentes y que más bien se convierta en una nueva área de oportunidad para los emprendedores.

Hay consenso entre muchos actores en la importancia de que la población mexicana esté viviendo en un entorno de bienestar con propuestas que buscan erradicar la pobreza y garantizar el empleo. No obstante, esa búsqueda no fue diseñada a prueba de COVID-19.

Es ahora que una transición a una economía circular puede permitir aliviar y redirigir hacia uno de sus motivos principales, que es el bienestar social. En este sentido, integrarlo genera un aura de oportunidades en el corto y largo plazo, donde exista un ganar-ganar y se minimice la brecha de desigualdad en la distribución de los recursos.

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Es importante destacar que este modelo integra algunos objetivos de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible impulsada por la ONU, por lo que brinda apoyo a la presente administración para cumplir con el compromiso global a su vez que cumple con sus propias metas, las cuales se enfocan en el desarrollo sostenible y el bienestar de la población.

El mundo pide a gritos un cambio de paradigma en cuanto a cómo producimos y cómo consumimos, uno donde individuos y naturaleza sean beneficiados y permita una mejora en la calidad de vida. Si bien la economía del reciclaje ha sido un buen inicio de sostenibilidad o alternativa sustentable, se limita a una sola parte de todas las materias primas existentes.

No existe una solución única para integrarse a dicho modelo, tampoco algún organismo nacional o internacional directamente enfocado en la vigilancia de las prácticas hacia una circularidad de materias primas o productos. Además, existen barreras de integración para aquellos que no tienen una capacidad financiera considerable debido al elevado costo que representa todo el proceso de la transformación de materias primas reutilizadas.

Vamos por buen camino, empresas como Nestlé, IKEA, Deloitte y organismos internacionales como la ONU, OCDE y BM están uniendo fuerzas para incentivar a otros a seguir este nuevo modelo que genera una relación de intercambio de servicios y/o productos amigables, queda en cada una de nuestras organizaciones hacernos responsables de cómo vamos a integrarnos a esta idea cada vez más necesaria.

Nota del editor: Eduardo Durazo Watanabe labora en el Centro de Estudios Vitivinícolas de Baja California, CETYS Universidad. Síguelo en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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