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La paparrucha energética

Dejemos de pensar sobre renovables, balances o la soberanía energéticos; esto no ayuda a identificar realmente dónde hay que invertir, opina Ramses Pech.
jue 21 enero 2021 01:00 AM

(Expansión) – Al cierre de 2018 en México se rechazaba el 69.97% de la energía y sólo se utilizaba el 30.03%. Esto indica que tenemos una alta ineficiencia energética al tomar de la naturaleza las energías primarias y también al desaprovecharlas.

Debemos parar y hacernos estas preguntas: ¿es necesario tomar toda la energía?, ¿en dónde estamos desaprovechando a las energías? y ¿cómo lo resolveremos?

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Pero antes de contestar cada pregunta debemos definir y comprender los conceptos reales técnicos, y no empíricos-políticos, y después dejar de continuar abogando por las energías secundarias, como las renovables.

Estos dos primeros pasos ayudarán para poder hacer un adecuado balance energético dentro del territorio nacional. Para no caer en la paparucha energética debemos de colocar en nuestras notas los siguientes conceptos:

Energía primaria (PE). Encuentran en la naturaleza, sin someterse a ningún proceso de conversión diseñado por humanos (tecnología). Petróleo crudo, gas, carbón, viento, radiación solar, agua (ríos), entre otros.

Energía secundaria (SE). Es el resultado de la “conversión” a partir de una fuente de energía primaria y son “portador” de energía, como la electricidad y los petrolíferos.

Balance energético. Equilibrio entre lo tomado de las energías primarias, su transformación en secundarias, su utilización en las residencias, comercios, industria, y transporte, y se obtiene como resultado determinar cuánto fue aprovechado y cuánto fue rechazado al entorno en forma de calor o energía perdida.

Este último concepto es sólo para realizar un diagrama (balance) de flujo de energía, cosa que, en México no es una herramienta utilizada para la toma de decisiones.

El error por más de una década, al no utilizar en forma correcta las anteriores definiciones, ha traído como secuela haber creado políticas públicas sólo para disminuir la toma de energía primaria y descuidar la parte secundaria, al dejar de invertir en tecnologías que puedan cubrir la demanda en la utilización en actividades que requiere la nación para el crecimiento.

En conclusión, podemos crear la siguiente ecuación que cada uno de nosotros debería aplicar:

Toda la energía primaria debe ser igual a todo que desechamos con lo utilizado.

Energía primaria (Secundaria) = Energía Aprovechada (Rechazada + Utilizada)

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Al utilizar esta ecuación, encontramos que la energía primaria del 2011 al 2018 se redujo en un 25.5% al dejar de invertir en la transformación, plantas generadoras de electricidad, refinerías, petroquímicas y una baja utilización de las disponibles en la nación. Esta reducción se contrajo en 32% a la energía secundaria como consecuencia directa de importar una mayor cantidad de electricidad, combustibles, gas natural, GLP, GNL, y otros, y se incrementó el déficit en la balanza comercial del país en el rubro energético.

El menosprecio podría incrementarse en el próximo lustro al pretender dejar esta actividad a las empresas productivas del Estado, las cuales dependen del presupuesto que se pueda asignar cada año fiscal.

La utilización de la energía primaria aumentó un 5.49% (0.69% anualizada en promedio), siendo la de mayor consumo la parte industrial, el transporte y la residencial. Esto indica que la actual infraestructura no es suficiente y el mercado está demandando invertir; no hacerlo contraerá el crecimiento económico y la calidad de vida de las personas.

El aprovechamiento observado en México (resultado final del balance energético de un país), dependió de la eficiencia de cómo es utilizado o rechazado (desperdicio) a la energía trasformada. En México, en el 2011, del total rechazado, el 51% provenía de la generación de electricidad y 47% del transporte. En 2018, al entrar plantas de generación de energía renovable, el ciclo combinado con una mejor eficiencia e inversiones, el porcentaje cambió 45% y 54%, respectivamente.

El transporte presentó un incremento por la ineficiencia de los combustibles: una mala combustión. Esto derivado a que requiere sobre todo en el rubro de las gasolinas, aditivos que ayuden a mejorar el rendimiento por KM recorrido, y tengan el oxígeno necesario para la quema del combustible dentro de la cámara.

Dejemos de pensar sobre renovables, balances o la soberanía energéticos; esto no ayuda a identificar realmente dónde hay que invertir.

El mundo empezó un nuevo modelo de negocio llamado emisión cero de CO2 y tener una mejor eficiencia en la utilización de la energía, el cual será liderado por países de la Comunidad Europea, Reino Unido y nuestros dos socios comerciales que tenemos en el T-MEC.

El objetivo para México deberá ser aprovechar la energía primaria, transformada en portadores de energía (secundaria), cubrir la demanda que los mercados requieren y, al final de la ecuación, reducir la cantidad rechazada en el entorno para reducir el calentamiento global o contaminantes, bajo una economía circular ligada a un plan de largo plazo.

¿En México estamos dispuesto a aplicarlo?

Nota: En algunas estadísticas, la Secretaría de Energía ha dejado de introducir la información como en la de Dirección General de Planeación e Información Energéticas, donde no se han actualizado los datos del Balance Nacional de Energía desde el 2018 .

Nota del editor: Ramses Pech es analista de la industria de energía y economía. Es socio de Caraiva y Asociados-León & Pech Architects. Síguelo en Twitter y/o en LinkedIn . Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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