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Estrategas políticos: manipula, divide y vencerás

Lo que viene se aprovechará de las necesidades de muchas personas y también abonará a un fenómeno muy conveniente para los grupos de poder: el abstencionismo, opina Jonathán Torres.
mar 26 enero 2021 12:01 AM

(Expansión) – Los cuartos de guerra ya afilan sus estrategias. En algunos, hay sociólogos, antropólogos, analistas del comportamiento humano. En otros, políticos que presumen ser los mejores encantadores de serpientes. En muchos dominan los advenedizos, los farsantes, los insolentes que pretenden personificarse en salvadores de la patria. En su mente está cómo agitar, alterar, perturbar, las preferencias políticas rumbo a las elecciones del 6 de junio.

A un poco más de 4 meses de la fecha fatal, no resulta nada descabellado vaticinar que la jornada que definirá el curso del Congreso de la Unión, 15 gubernaturas y más de 21,000 cargos estará motivada por la polarización, la operación política pura, la manipulación en redes sociales. El voto razonado, otra vez, será el gran ausente.

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Testimonios otorgados por quienes han sido contratados por los partidos para incidir en el pulso electoral no ocultan lo que se avecina y coinciden en que el marketing político emocional será el rey de la temporada. Si bien los actos multitudinarios no se verán, los discursos encendidos viajarán por otros lados. Los políticos y sus grupos de interés intentarán tocar las fibras más sensibles de la gente.

Sobre advertencia no hay engaño: la crisis económica y la vacuna contra el COVID-19 serán el ingrediente para alimentar percepciones positivas y/o negativas hacia los políticos; todo, por alterar el estado de ánimo para ganarse el voto de una sociedad que, así como están las cosas, seguirá dividida, enfrentada, sin ánimos de unidad.

Los planes de ataque ya están listos. Las torpezas y errores del enemigo serán exhibidos. Para muchas personas, la ridiculización de los políticos es un deporte, es algo que disfrutan y así comparten su percepción. Para los estrategas ello implica la creación de una percepción que explotan hasta construir un estigma y, después, el odio toma muchas caras. ¿Cuántas veces puede multiplicarse un ataque bien sembrado? Miles.

Explotación mental. Hacia allá vamos. La pandemia ha sido el caldo de cultivo para desbordar el egoísmo, la depresión. Los estrategas políticos contrarios a la llamada cuarta transformación, consecuentemente, tejerán promesas de campaña cuyo propósito será cuestionar la eficacia del plan de vacunación y los impactos económicos. El oficialismo endurecerá su estrategia, sostendrá que el plan de gobierno es el correcto y llamará al nacionalismo.

“El COVID-19 será una gran herramienta. También, se despertarán los complejos de inferioridad, la envidia, la lucha por los privilegios, los llamados a dejar de ser parte del rebaño y depender de una tarjeta de apoyo. Muchos partidos intentarán ofrecer luz, esperanza, alguna emoción que genere paz pero sin dar detalles”, afirma uno de los estrategas consultados.

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La industria dedicada a lucrar políticamente con las emociones se declara lista. Los despachos con equipo especializado, que son muy pocos, cobrarán miles de dólares. Otros se darán por bien servidos arrancando algo del presupuesto de los partidos. Algunos más apostarán a una estrategia de largo plazo basada en no cobrar hoy pero sí garantizar un cargo, en caso de que su cliente resulte favorecido por el voto.

No hemos visto lo peor de la política. Lo que viene se aprovechará de las necesidades de muchas personas y también abonará a un fenómeno muy conveniente para los grupos de poder: el abstencionismo. El 6 de junio será el día de los operadores políticos y de la escasa participación en las urnas. Pobre México.

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Otra mirada rumbo al primer domingo de junio: el driver que determinará votar o no se llama percepción de triunfo.

Rodrigo de las Heras, director general de De las Heras Demotecnia, sostiene que las crisis económica y sanitaria no son la principal variable para las elecciones intermedias, sino el resentimiento en contra del enemigo y la esperanza a favor de quien pueda vencerlo.

En otras palabras: votarán por el político que tenga posibilidades de vencer a quien no quieren que gane, pero si en su distrito electoral no hay ningún candidato que le pueda arrebatar el triunfo, se quedarán en casa.

“Ya está decidido, no hay indecisos, ya muchos tienen decidido quién no quieren que gane y entonces van a votar por aquel que tenga posibilidades de triunfo, sea quien sea”, asegura Rodrigo de las Heras.

Nota del editor: Jonathán Torres es periodista de negocios, consultor de medios, exdirector editorial de Forbes Media Latam. Síguelo en LinkedIn y en Twitter como @jtorresescobedo . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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