Apple y Facebook aumentaron sus ganancias de forma explosiva durante pandemia
Caben aquí algunas precisiones a considerar:
· Las redes sociales son empresas, los usuarios, al aceptar los términos y condiciones de uso (que prácticamente nadie lee), debemos atenernos a estos. Cuando WhatsApp anunció la renovación de sus términos de uso, millones de personas descargaron y promovieron el uso de una plataforma alternativa, en este caso Telegram. Ante esta reacción, WhatsApp decidió retrasar la implementación de los cambios que propone.
· No son concesiones de los gobiernos, lo que hace que regularlas sea extremadamente difícil, como sí es el caso de las señales de radio y televisión.
En el caso de la propuesta del Senador Monreal, donde propone que sea el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) el órgano que las supervise y regule. Además de que, en caso de que se presenten demandas legales contra las redes sociales, estos juicios sean llevados a cabo en territorio mexicano, entre otras cosas, es prácticamente inviable; la respuesta lógica de las empresas de estas redes sería un simple “no las utilicen”.
· Uno de los temas más polémicos y difíciles en torno a las mismas, es el de la censura y poder que acumulan, como sucedió con Donald Trump.
Unas cuantas personas, los dueños de las redes sociales, pueden fácilmente censurar, y de igual forma promover sus agendas personales, muchas veces destinadas a acumular más poder y riqueza.
Pueden, por ejemplo, influir fácilmente en campañas presidenciales, a fin de difundir los mensajes tanto a favor como en contra de un candidato, forzarlos a adoptar cierta agenda, sus agendas.
· Uno de los riesgos más grandes en su uso es la inmensa capacidad que tienen de absorber información de los usuarios, de manejarla a su voluntad, para diferentes fines, uno de ellos es el comercial. Si buscamos, por ejemplo, la palabra “financiamiento”, nos van a aparecer continuamente, y por un tiempo, anuncios de empresas que pagan para promover este tipo de servicios.
En el caso anterior, la Unión Europea, sí ha limitado a las empresas en el tipo de información que pueden guardar y cómo utilizarla, los términos y condiciones de allá son diferentes incluso a los de Estados Unidos; pero se necesitó de la fuerza de la Unión Europea, que conjunta a los 27 países mas importantes del continente para hacerlo.
Considero que este es un ejemplo que debemos seguir. Si se busca en realidad imponer restricciones a ese poder, debe ser un esfuerzo internacional, coordinado y que incluya tanto a los países más poderosos como a los que están en desventaja ante estas empresas; no sería la primera vez en que se hace.
Algo que debería de hacerse de inmediato es que las propias redes prohibieran el uso de bots o granjas, que crean usuarios falsos y diseminan mensajes de propaganda, de ataques y violencia en contra de una corriente de opinión o a favor, propagan odio y división social.
Y una recomendación: seguir en las redes sociales a personas que piensan diferente a nosotros, no solo los afines, lo que ayudará a generar una opinión informada.
Nota del editor: Mauricio Hubard es Fundador y Presidente de Juntos Financiera , estudió Relaciones Industriales en la Universidad Anáhuac del Sur, graduado de la escuela de Negocios de Harvard (Harvard Business School) en la maestría ejecutiva “Owners, President Management Program, OPM “ en la generación 34, es miembro activo del Harvard Alumni Association, ha tomado diversos cursos en esta escuela relacionados con Microfinanzas, Gobierno Corporativo, entre otros; Desarrollo de Instituciones Financieras en el JFK School of Goverment de Harvard, también de Responsabilidad Social de las Empresas por la Universidad de Stanford y el ESADE de Barcelona. Escríbele a hubardm@gmail.com. Síguelo en su cuenta de Twitter . Las opiniones expresadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.
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