El gobierno, como rector de la educación, establece además criterios de excelencia y calidad de los servicios que permitan seleccionar los mejores programas en las universidades que ayuden a los educandos en su desarrollo profesional.
Sin profundizar más en el análisis de la LGES, se puede afirmar que hoy es una utopía. Es decir, las condiciones actuales del país son más complejas que el concebir que vivimos en una sociedad perfecta, justa y armónica en la cual es real el acceso universal a la educación superior.
Un tema vigente que inquieta a los directivos de universidades es el incremento en los costos operativos para sostenerse funcionalmente. La baja en el presupuesto público, la disminución de alumnado por efectos de la pandemia en las instituciones privadas que se calcula en un 16 %, incrementó la presión por la eficiencia en el uso de los recursos económicos.
Una segunda preocupación es ¿cómo hacer que las universidades aseguren a colegiales y egresados una mayor seguridad económica vinculada a la movilidad social? El mercado laboral actual ha llevado a que los salarios para un profesionista se mantengan bajos en relación a la inversión de tiempo y recursos para obtener una carrera.
Es decir, el objetivo de la universidad de generar una sociedad más justa, equitativa, innovadora y una democracia funcional sigue siendo frente lejano. Actualmente hay incremento en desempleo, los trabajos técnicos actuales no exigen un título universitario. Muchos graduados están sobrecalificados para los empleos que ofrece el mercado.
Menciono cinco puntos clave que impactan positivamente en la optimización de presupuestos y el incremento de matrícula con las condiciones actuales:
1) Reorganizar las facultades de las universidades simplificando la estructura interna. Las escuelas han dividido su estructura tratando de alinearse al desarrollo de nuevas ciencias.
Esto ha generado un incremento en las configuraciones de los servicios y especialización sin sentido de las clases. Solo algunas integran en forma interdisciplinaria, multidisciplinaria o en habilidades transversales a los alumnos en una clase de administración que ayude a un pensamiento común del área.
2) Tener una universidad activa todo el año. El modelo actual de las academias públicas es de estar abierta solo dos terceras partes del año. Algunas privadas incrementan su operación con modelos tetra o cuatrimestrales con el fin de ser más eficientes. Sin embargo, si contamos los días de clase, la educación superior es ineficiente.
El incrementar los días activos en los institutos durante todo el año permite el aceptar un 30 % más de alumnos y dar el privilegio de acceso a las aulas a más jóvenes.