Aun así, es motivante ver cada vez más esfuerzos para evitar este trayecto mediante diferentes políticas climáticas a partir de impuestos, comercio o límites a las emisiones de carbono. No obstante, el ritmo y efectividad de tales medidas representan una gran incertidumbre para corporaciones y gobiernos.
En el caso de México podemos ver la urgencia del gobierno federal por aprovechar los últimos beneficios que una economía basada en combustibles fósiles ofreció durante el siglo anterior. La apuesta es enorme porque se trata de impulsar una industria que fue mal gestionada en las décadas anteriores, pero ahora bajo la circunstancia de una acelerada transición energética.
La sincronización tardía de la economía mexicana con los mercados desarrollados no es algo nuevo, pero las consecuencias desastrosas han sido claras como en el caso de la apertura económica de los 90.
Más allá de la política climática nacional, los sectores con altas emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) como el petróleo, la minería o la aviación están pendientes de las dinámicas globales. En ese sentido, la incertidumbre de las políticas climáticas es diferente para cada tipo de empresas, dado que ésta se expresa en función de su nivel de emisiones de GEI.
Por ejemplo, aquellas que emiten grandes cantidades de GEI son las que enfrentan mayor riesgo financiero, debido a las regulaciones cada vez más estrictas que los gobiernos impondrán con el fin de cumplir con el Acuerdo de Paris. El objetivo de tal compromiso global consiste en evitar un aumento de temperatura de 1.5ºC con respecto a los niveles de la época pre-industrial.
Uno de los riesgos latentes para las industrias con altas emisiones es que sus activos se vuelvan obsoletos; sin embargo, esta situación no se daría porque su vida útil haya concluido, sino precisamente por las regulaciones climáticas que se irán incorporando. Además, también se espera que haya mayores restricciones al acceso de fondos en el mercado de capitales para empresas con altos niveles de contaminación (como la industria de carbón para generación eléctrica).