Al hablar de crisis un líder tiene que considerar cómo mantener alejado el miedo, en la media de lo posible, de los integrantes de cualquier equipo de trabajo dentro de una organización y basar su liderazgo en confianza, responsabilidad y agilidad para generar un sentido de unidad de equipo, para poder fomentar la adecuada actitud para pensar y desear, a pesar de las circunstancias, seguir creciendo y ser competitivos, así como encontrar nuevas formas de gestionar e involucrar a la fuerza laboral.
La forma más efectiva de hacerlo es, en primera instancia, reconocer que el miedo existe. La empatía es un factor clave y debe ser imprescindible para un liderazgo eficaz en tiempos de crisis. Tener en cuenta los sentimientos del equipo, especialmente a la hora de tomar decisiones, y comunicar el progreso, juegan un papel importante en la gestión del miedo.
Hay que reconocer activamente que existe el miedo y dejar que el equipo sepa qué medidas se están tomando, los hará sentir seguros. Si se sienten seguros se mantendrán enfocados en sus objetivos.
Esto ayuda a cualquier líder a ser fuerte para el equipo, claro, no se tiene que actuar como un robot, pero definitivamente guardar la calma bajo presión supera al pánico en todo momento. El pánico es tremendamente contagioso y muestra inmadurez en el liderazgo.
Un líder en tiempos de crisis debe hacer que los grandes debates con otros líderes se realicen a puerta cerrada para alinear pensamientos, decisiones y acciones, para luego comunicar lo que debe decirse de manera positiva, generar confianza es clave.
Es muy importante reconocer que liderar una empresa en tiempos de crisis puede ser largo y arduo, y como cualquier otro plan, las cosas pueden cambiar. Es un hecho que no se hará todo bien la primera vez, pero crear un entorno donde la comunicación fluya en ambos sentidos ayudará siempre a mantener el enfoque adecuado y resaltar los aspectos positivos. El negocio debe continuar y se debe recompensar al equipo por sus logros.
Un líder en tiempos de crisis debe asegurarse de que los integrantes de su equipo de trabajo estén preparados y disciplinados, así como desarrollar equipos valientes que adoptan el cambio y tienen coraje frente a obstáculos inimaginables, además obtienen participación y aceptación de todos los niveles de la organización. Prosperan en la adversidad y nunca se dejan vencer.