Una mala señal hacia los inversionistas es que se quiera acumular en una sola persona el Poder Legislativo, Judicial y Ejecutivo. La separación de poderes es la piedra angular de la democracia y también una señal de que que es necesario separar al poder absoluto de la corrupción.
El imperio de la ley, que rige sobre gobernantes y gobernados e implica la proscripción de la arbitrariedad. No se trata de cualquier ley: en el contexto ideológico-político en que surge y se desarrolla el concepto de Estado de Derecho que arranca del liberalismo y continúa con la democracia.
El camino de la modernidad en México debe ser el liberalismo con rostro social y es urgente tener un país con libertad económica, política y social porque, además, son los pilares de la democracia y también de la inversión.
El regreso del populismo nacionalista es provocado por el desencanto hacia los partidos políticos y los gobiernos. El discurso es contra el libre comercio y las instituciones. Han vendido la idea de que todo lo del pasado es un fracaso, cuando el mundo ha registrado avances impresionantes en educación e inversión.
Lamentablemente en México tenemos un país que se ha estancado en la calidad educativa y en el tema de la innovación son pocos los logros, pero este gobierno no ha revertido estos terribles resultados.
No podemos tener un país con más empleo porque no se está viendo hacia dónde va el mundo del siglo XXI. La caída del 75% en inversión energética es grave y va a generar daños económicos, sociales, ecológicos y hasta de estabilidad política.