La integración de México a las cadenas de producción en el mundo es una realidad no solamente plasmada en los acuerdos comerciales, sino en la interacción diaria que tienen en las empresas en México.
Pero la inversión no llega en automático, los gobiernos y Estados ofrecen incentivos y facilidades para que las empresas puedan invertir. Sin esta inversión los países no pueden crecer y en una crisis económica de enormes proporciones como tenemos, será sin duda alguna la inversión privada junto con la pública fundamental para hacer crecer la economía.
En México lamentablemente no se están dando las condiciones para atraer inversiones, no tenemos un Estado de Derecho y sobre todo hay algunas acciones del actual gobierno que son preocupantes y han generado una mayor incertidumbre para invertir.
Desde la cancelación del aeropuerto, la cancelación de una cervercera, la contrarreforma eléctrica, la inseguridad, entre otras acciones, son simplemente malos mensajes. ¿Quién va a invertir en México si el discurso polarizante sigue? Más de alguno lo puede pensar dos veces.
Si bien en México no hemos tenido realmente un Estado de Derecho durante muchas décadas, no habíamos tenido cambios unilaterales en términos de contratos entre empresas y el Estado, algo que es delicado porque estos actos pueden ir en contra del T-MEC. Es decir, en México van a existir muchos juicios y amparos por la contrarreforma eléctrica y otras políticas públicas del actual gobierno.
Con una crisis económica que ha dejado al menos 10 millones de nuevos pobres es fundamental que exista un golpe de timón en el discurso y acciones polarizantes, porque a los que más perjudica es a los que están perdiendo sus empleos.