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Los retos del Corredor Interoceánico

Si el desarrollo socioeconómico es la meta, la expansión de la manufactura es un requisito previo, y para ello se deberán establecer los incentivos y condiciones adecuados, considera Adrián Duhalt.
vie 28 mayo 2021 12:05 AM

(Expansión) - El progreso de México durante las últimas décadas no ha logrado cerrar la brecha socioeconómica entre los estados del centro/norte y sur/sureste. El rezago en regiones como la del Istmo de Tehuantepec, en Oaxaca y Veracruz, demuestra que, a pesar de las iniciativas por parte de gobiernos anteriores, no es cosa fácil reducir desigualdad subnacional.

Quizá por ello el sur del país es una de las prioridades en la agenda del presidente López Obrador, quien, a través del Corredor Interoceánico (CI), una de las propuestas de desarrollo regional más importantes de su gobierno, busca atender los apremiantes problemas socioeconómicos de los municipios del Istmo, 33 en el estado de Veracruz y 46 del lado de Oaxaca.

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Dada la posición geográfica del Istmo de Tehuantepec, región que conecta las actividades económicas del sur/sureste del país con los consumidores en los estados del centro/norte y que además representa la distancia más corta entre el Golfo de México y el Océano Pacifico y que alberga un aparato industrial importante (dos refinerías, plantas petroquímicas, generación de electricidad), no sorprende que López Obrador pretenda anclar el éxito de su iniciativa a la modernización de la infraestructura logística y al desarrollo de la base industrial.

Lo anterior implica invertir en los puertos de Coatzacoalcos y Salina Cruz y el tren del Istmo (en el tramo de Medias Aguas en Veracruz a Salina Cruz en Oaxaca), así como en la creación de 10 parques industriales. Estamos entonces frente a una plataforma logística multimodal que contribuiría a potenciar las capacidades productivas de la región.

En papel suena bien, pero la realidad está plagada de retos propios del rezago regional. Mientras se reportan avances en materia logística, la tarea más complicada será erigir los parques industriales. Y es que, si el desarrollo socioeconómico es la meta, la expansión de la manufactura es un requisito previo, y para ello se deberán establecer los incentivos y condiciones adecuados.

López Obrador ha sugerido un régimen de impuestos preferencial, pero éste difícilmente será suficiente para atraer inversionistas si las áreas donde se ubicarían los parques industriales no cuentan con servicios básicos como acceso a agua, electricidad, conectividad terrestre (con la carretera transístmica y/o tren) y gas natural. El gobierno reconoce esto y tiene el plan de proveer a dichas áreas con servicios de última milla.

Sin embargo, es lógico anticipar que lo anterior tomará tiempo y recursos. Por ejemplo, para garantizar el abastecimiento de gas natural habrá primero que resolver cómo tener acceso al gas natural importado.

Mientras tanto, el gobierno ha puesto su atención en otro reto que es igual de transcendental: consultar a las comunidades indígenas. A inicios de mayo se retomó el proceso de consulta y, según reporta el mismo gobierno, la respuesta fue favorable en el caso de la comunidad zapoteca de Santa María Mixtequilla, en Oaxaca. Pero ésta es solo uno de los tantos grupos con los cuales el gobierno tiene que entablar un dialogo efectivo.

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En una región tan diversa, desigual y compleja como el Istmo de Tehuantepec, si se quieren lograr los objetivos marcados, se deben incorporar las inquietudes e intereses de dichas comunidades.

En toda esta discusión, hay quienes podrán estar a favor o en contra de lo que implica el Corredor Interoceánico, pero si en algo no hay lugar a diferencias es en reconocer el atraso social y económico que padece la región.

Aquí van unas cifras.

Veracruz y Oaxaca son los estados donde más creció la pobreza entre el 2008 y 2018, según estimaciones del CONEVAL. El ingreso por persona representa entre 20% y 40% de lo que reportan entidades como Nuevo León o la Ciudad de México. La informalidad en Oaxaca alcanza al 72% de la población y en Veracruz al 61%, valores muy por encima del promedio nacional.

De los 79 municipios que contempla el CI, 74 registran un Índice de Desarrollo Humano menor al promedio nacional. Y en cuanto a años de escolaridad, ambos están entre los cinco estados con registros más bajos.

Todo parece indicar que estos números son razón suficiente para que el Istmo de Tehuantepec tenga la atención de López Obrador. No obstante, hay que señalar que la modernización de la plataforma logística y el aumento de las capacidades productivas requieren el acompañamiento de un espectro más amplio de políticas, tanto locales como federales, para cumplir su cometido.

En la ausencia de éstas, el riesgo es que la brecha social y económica entre los municipios del Istmo de Tehuantepec y el centro/norte del país persista e incluso se profundice.

Nota del editor: Adrián Duhalt es investigador posdoctoral en temas de energía en el Instituto Baker de la Universidad de Rice. Síguelo en Twitter como @AdrianDuhalt y en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente al autor.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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