Dada la posición geográfica del Istmo de Tehuantepec, región que conecta las actividades económicas del sur/sureste del país con los consumidores en los estados del centro/norte y que además representa la distancia más corta entre el Golfo de México y el Océano Pacifico y que alberga un aparato industrial importante (dos refinerías, plantas petroquímicas, generación de electricidad), no sorprende que López Obrador pretenda anclar el éxito de su iniciativa a la modernización de la infraestructura logística y al desarrollo de la base industrial.
Lo anterior implica invertir en los puertos de Coatzacoalcos y Salina Cruz y el tren del Istmo (en el tramo de Medias Aguas en Veracruz a Salina Cruz en Oaxaca), así como en la creación de 10 parques industriales. Estamos entonces frente a una plataforma logística multimodal que contribuiría a potenciar las capacidades productivas de la región.
En papel suena bien, pero la realidad está plagada de retos propios del rezago regional. Mientras se reportan avances en materia logística, la tarea más complicada será erigir los parques industriales. Y es que, si el desarrollo socioeconómico es la meta, la expansión de la manufactura es un requisito previo, y para ello se deberán establecer los incentivos y condiciones adecuados.
López Obrador ha sugerido un régimen de impuestos preferencial, pero éste difícilmente será suficiente para atraer inversionistas si las áreas donde se ubicarían los parques industriales no cuentan con servicios básicos como acceso a agua, electricidad, conectividad terrestre (con la carretera transístmica y/o tren) y gas natural. El gobierno reconoce esto y tiene el plan de proveer a dichas áreas con servicios de última milla.
Sin embargo, es lógico anticipar que lo anterior tomará tiempo y recursos. Por ejemplo, para garantizar el abastecimiento de gas natural habrá primero que resolver cómo tener acceso al gas natural importado.
Mientras tanto, el gobierno ha puesto su atención en otro reto que es igual de transcendental: consultar a las comunidades indígenas. A inicios de mayo se retomó el proceso de consulta y, según reporta el mismo gobierno, la respuesta fue favorable en el caso de la comunidad zapoteca de Santa María Mixtequilla, en Oaxaca. Pero ésta es solo uno de los tantos grupos con los cuales el gobierno tiene que entablar un dialogo efectivo.