Y es que a nivel organizacional se vuelve aún más complejo, ya que las personas no solo tienen que afrontar la incertidumbre o desestabilización en el trabajo, sino que traen consigo cualquier carga emocional con la familia, pareja o amigos. Por ello, las organizaciones deben ser estratégicas al momento de influir en su personal para lograr optimizar recursos profesionales y asegurar una buena ejecución de estos, procurando el bienestar de sus empleados.
En los últimos 20 años de mi experiencia aplicando conceptos de liderazgo, he comprobado la importancia de poner en práctica cuatro aspectos para impulsar a los demás a sobrellevar las crisis en un equipo de trabajo:
1) aceptar la realidad,
2) vivir en el presente,
3) conocerte a ti mismo y
4) la importancia de los grupos de apoyo.
Primero, hay que aceptar las cosas como son. Pongamos por ejemplo lo que está sucediendo actualmente. Podemos discutir las causas del virus, si la economía es prioridad, la necesidad de cuarentenas a nivel global u otra cantidad de argumentos. Lo que no podemos negar es que hoy, muchas empresas cerraron, hay millones de fallecidos y la economía aún no se recupera. Así que, si no hacemos el proceso de aceptar la realidad, entonces se aplicaría totalmente el dicho de “si no eres feliz con lo que tienes, no vas a ser feliz con lo que te hace falta” porque vaya que falta.
Como segundo punto está el vivir el presente y éste se vive a través de acciones. Para vivir necesito actuar, tomar en mis manos la rienda de la situación y hacer lo necesario para pavimentar la ruta hacia ese futuro anhelado. Debo aprender a disfrutar el camino, y a vivir intensamente lo que tengo hoy.
Esto me lleva al tercer aspecto. Debo entender quién soy, tener consciencia de mí mismo, conocer mis fortalezas y debilidades en todos los niveles y saber qué quiero lograr o a dónde quiero ir. Si me conozco, puedo transmitir con claridad hasta dónde puedo llegar, qué puedo aportar y en qué áreas necesito ayuda.
En mi columna anterior mencionaba la importancia de hacer un análisis de habilidades en tres diferentes aspectos: competencias técnicas, competencias estratégicas y competencias interpersonales. Saber qué habilidades y conocimientos debo desarrollar para tener más profundidad en lo que hago (upskilling) y cuáles debo modificar para impactar en otras áreas o industrias (reskilling).
Una vez que conozco esto, puedo ponerlo en acción a través de: cursos, interacción con otros para compartir experiencias, mentoría o coaching o incluso aprender empíricamente al pedir más responsabilidades con el objetivo de mejorar diferentes aspectos