Simone Biles tuvo una infancia dura. Sus padres eran adictos. Su madre, alcohólica, entraba y salía de prisión. Con sus hermanos, vivió varios años en un orfanato hasta que sus abuelos los adoptaron. “Nunca pude contar con mi madre biológica. Recuerdo que siempre tenía hambre y miedo”, dijo.
Simone se adentró en la gimnasia desde niña, y allí puso toda su vida. Le llegó el éxito y rompió récords mundiales como si fuera fácil. Hay vuelos que llevan su nombre: sólo ella los consiguió hacer. Una atleta compañera de su equipo la definió con tres palabras: “Simplemente es sobrehumana”.
Fue víctima sexual de un médico del equipo femenino estadounidense de gimnasia, que actualmente está en la cárcel. Las pasó todas. Ahora, el mundo aguardaba que ganara seis medallas de oro en estos Juegos Olímpicos. Pero no va a suceder. La mujer que desde niña podía volar se cansó de competir.